Por Adela Navarro

Es un insólito actuar de la fiscalía general de la República, y no es precisamente que se esperara más de la dependencia que encabeza el siempre ausente Alejandro Gertz Manero, pero no deja de sorprender que Ismael Zambada García, el Mayo, el capo más buscado por su liderazgo criminal en el cártel de Sinaloa, ha pasado de ser un narcotraficante peligroso a una víctima a la que se le está acercando la justicia en México.

Si por casi 50 años no se hizo justicia a las víctimas del depuesto líder del cártel de Sinaloa que murieron a manos de sus sicarios, o fueron secuestrados, desaparecidos, extorsionados o envenenados con la droga que esta organización produce, distribuye y vende en México, en los Estados Unidos y en tantos otros países, a Zambada García, a menos de un mes de su captura por autoridades norteamericanas, le están haciendo justicia en su tierra.

El capo liberó, a través de su abogado el 10 de agosto, a 17días de haber sido detenido en territorio norteamericano, una carta donde dio su versión sobre dos hechos relevantes para él: el motivo de su captura, y el asesinato del priísta y ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Héctor Melesio Cuen.

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