Por Adela Navarro

En el mismo mes de julio, con 21 días de diferencia, en dos de los estados más violentos del país, Baja California y Tamaulipas, dos líderes empresariales fueron asesinados a balazos. Ambos habían denunciado los ataques del crimen organizado hacia el comercio formal a partir de extorsiones, amenazas, cobro de piso.

La primera en ser acribillada fue Minerva Pérez Castro, presidenta de la Cámara Nacional de la Industria Pesquera y Acuícola (la CANAIPESCA). Sus asesinos le siguieron los pasos a la dirigente empresarial, que meses atrás había levantado la voz para denunciar extorsiones, cobro de piso, pesca ilegal, amedrentamiento; y cuando la encontraron concentrada en manejar su camioneta en el ocaso del día, le dispararon hasta matarla.

El segundo en ser asesinado fue Julio Almanza Armas, presidente de la Federación de Cámaras Nacionales de Comercio (la FENACO). Sus verdugos le siguieron la pista en la camioneta que manejaba; y cuando pasaban las dos de la tarde del 30 de julio de 2024, y él -no queda claro si llegaba o salía- se encontraba a bordo, junto a su hermana, aún en las instalaciones de la Cámara en Matamoros, Tamaulipas, lo mataron a balazos. Almanza había denunciado la extorsión, la violencia y el cobro de piso contra los comerciantes organizados en Tamaulipas. La cadena Oxxo, de Femsa, ordenó el cierre de todas sus sucursales en aquella región debido al alto nivel de inseguridad y el riesgo que sus subsidiarios y empleados corrían. También detuvieron operaciones en gasolineras que operan en aquel estado.

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