Por Adela Navarro.
Columna publicada originalmente en el Semanario Zeta.
“El Ratón”, el ex escurridizo e identificado narcotraficante Ovidio Guzmán López, seguirá en prisión. Su destino es permanecer, por un tiempo determinado por una Corte, sea de Estados Unidos o de México, tras las rejas.
Privado de la libertad desde el 5 de enero de 2023, cuando fue aprehendido por Fuerzas Armadas en Sinaloa en un operativo que cobró las vidas -según versiones oficiales no comprobadas- de 10 elementos de la milicia y 19 civiles que se supone fueron integrantes de la célula criminal del junior del narcotráfico en el Cártel de Sinaloa, Ovidio fue notificado hace unos días de la petición formal de extradición en su contra.
Al mismo tiempo sucedieron dos hechos que resultaron notorios en el ámbito nacional. La declaración del propio aprehendido, argumentando en la notificación que él no es la persona que refiere la autoridad norteamericana en el proceso de extradición, y el otorgamiento de una suspensión definitiva por parte de un juzgador en uno de los dos amparos que actualmente tiene vigentes Guzmán López.
En el primer caso, que Ovidio dice no ser la persona que busca la autoridad estadounidense, que no es él a quien señalan de traficar metanfetaminas, cocaína y marihuana de México hacia Estados Unidos. Esto no es una novedad, aun cuando hay narcotraficantes que se declaran confesos al momento de su aprehensión; otros, como de hecho el padre de Ovidio, Joaquín Guzmán Loera, alegan dedicarse a otras labores legítimas. En 1993, cuando detuvieron a “El Chapo”, declaró públicamente que su actividad era la de agricultor.
Es decir, no se pone en duda que Ovidio sea Ovidio, sino que el joven hijo del narcotraficante dice no ser el buscado, no ser esa persona traficante.
Este y otros hechos se desahogarán en el procedimiento de extradición que, a solicitud de la Unión Americana, lleva a cabo la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), la cual deberá presentar, entre otros, evidencias periciales de que la persona a la que se refiere la orden de extradición es, efectivamente, la que fue aprehendida y está privada de su libertad. No sólo físicamente que coincida con la descripción que se tiene de Ovidio Guzmán, la complexión, las señas particulares, los lazos consanguíneos con su padre; también aportando pruebas que confirmen su identidad oficial, su condición social, su ubicación en las redes criminales mexicanas, en el Cártel de Sinaloa.
El proceso de extradición puede durar desde uno o más años, y aun cuando se resuelva a favor, lo que ha sucedido con otros criminales en el pasado, como Joaquín Guzmán, Benjamín Arellano, Osiel Cárdenas, entre otros, Ovidio Guzmán podrá, en ese momento, tramitar uno o varios amparos más para intentar mantenerse en México y no ser llevado a Estados Unidos para ser presentado a las autoridades de aquel país, las mismas que sentenciaron a su padre a cadena perpetua.
La extradición, pues, va para largo. Especialmente cuando se conoce la no muy eficiente labor de la SRE y de la Fiscalía General de la República (FGR), a lo cual se sumarán las estrategias jurídicas que inicien los abogados de Guzmán Loera para retenerlo en el país. Y es importante que, durante este proceso, permanecerá tras las rejas, privado de su libertad, lo que lleva al otro tema: esta semana se dio a conocer que un juez concedió una suspensión definitiva en un amparo de Ovidio Guzmán López. Con la sola divulgación de la información, muchos asumieron que, por la protección de la justicia, el joven criminal recuperará su libertad. Tampoco es así.
Actualmente, “El Ratón” Guzmán tiene dos amparos vigentes. Otros han sobreseído cuando no se encuentra el objeto del amparo, y ahora que ya formalmente Guzmán fue notificado del proceso de extradición, su condición jurídica ha cambiado, por lo que es presumible que alguno de los dos amparos será sobreseído y otros nuevos se presentarán.
Cuando el juez le otorgó la suspensión definitiva en uno de los amparos, esto no significó que le concedió el amparo, sino que ordena que las cosas se mantengan en la situación actual, hasta en tanto no se resuelva el amparo. No se decreta la libertad. De hecho, se desconoce en qué términos se concedió esa suspensión definitiva (al tiempo que, por cierto, se negó otra).
Dos son los amparos vigentes de Ovidio Guzmán, los dos presentados antes de que fuese notificado de la petición formalizada de extradición. Es decir, el procedimiento para determinar si se le extradita o no, apenas inicia. En los siguientes días sus abogados podrían presentar otros recursos con su nueva situación jurídica.
Los amparos vigentes, ambos en el Estado de México, en los Juzgados Tercero y Quinto, no se han resuelto de fondo. Se han concedido y se han negado suspensiones, el proceso continuará y, otra vez es importante destacar, “El Ratón” continuará en prisión.
Aparte de la captura por la orden de extradición que esencialmente lo mantiene preso, la FGR dio a conocer que en Sonora les fue emitida una orden de captura contra Ovidio Guzmán López. Aun cuando se sabe que son delitos contra la salud y se desconocen los hechos porque la opacidad persigue a las autoridades mexicanas, se entiende que este nuevo mandamiento judicial contribuirá a mantener al hijo de “El Chapo” Guzmán tras las rejas, en tanto se resuelva su extradición y sea enviado para que se le juzgue en Estados Unidos.
Así que no, no hay elementos que presuman la próxima liberación de Ovidio Guzmán López, al menos no judiciales, no jurídicos, no de procedimiento…
Aunque el joven ya en una ocasión contó con la venia presidencial para ser liberado de un operativo de captura.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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