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Por Adina Chelminsky
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Escribir estando triste debiera ser tan desaconsejable como textear borracho. 

Una receta para el desastre.

Al menos que escribas poesía melancólica o novelas rosas, el tener la pluma o el teclado a flor de piel, es la mejor manera de escribir cosas que quieres decir, pero que quizá (porque la nobleza, la edad o las circunstancias del mundo obligan), no debes escribir.  

Pero nunca le he hecho caso a los consejos de nadie y mucho menos a los míos propios. Así que triste, tristísima, escribo. Ustedes perdonarán. 

Empiezo esta columna con las mismas palabra con las que acabé mi columna pasada (sobre el conflicto palestino-israelí). 

En el horror de lo que está pasando ninguna víctima, de ningún lado, deja de doler. 

La única manera de tratar de exorcizar esta tristeza e impotencia es haciéndome preguntas sobre el 7 de octubre ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo chingados lo hicieron? ¿Qué se ganó?  

Exorcismo imposible. Ninguna tiene respuesta.  

Dentro de la complejidad del análisis, porque el conflicto es sin duda complicado, hay dos temas que me rebotan en la mente sin parar. 

Primero, la incapacidad que hemos tenido para dimensionar la maldad y los objetivos de Hamas. 

LO QUE MENOS LE IMPORTA AL HAMAS ES EL BIENESTAR DEL PUEBLO PALESTINO. 

Durante 20 años lo han tenido bajo su yugo.

Han saboteado con ataques constantes cualquier posibilidad de paz,

han indoctrinado en odio a generaciones enteras de jóvenes palestinos, 

han construido su infraestructura militar en medio de las casas y las escuelas y los hospitales convirtiendo a todo niño, mujer y hombre en escudos humanos. 

Han destruido sistemáticamente la riqueza que tenía Gaza y que los israelís dejaron (en su mayoría) al ceder el territorio en el 2005. 

La infraestructura eléctrica e hidráulica, los campos de cultivo, los invernaderos, las fábricas. Uno a uno, han acabado con todo para empobrecer a la población y perpetuar un círculo de pobreza/violencia/pobreza, imposible e indeseable (para ellos)de romper: una población pobre es más fácil de manipular.  

Comparar fotos de Gaza en el 2007 y en el 2020 es devastador, muestran el empobrecimiento garrafal al que han sujeto a la población.

Sí por el bloqueo israelí pero, sobre todo, por el nulo deseo de Hamas de construir un futuro real y próspero para el pueblo palestino. 

Han malversado gran parte de los fondos que reciben de la comunidad internacional para enriquecer a sus líderes y para cumplir objetivos de guerra. En vez de destinar el dinero que reciben a las necesidades de la población, lo han usado para el terror ¿A poco creen ustedes que los misiles, las armas y los túneles se pagan solos? 

Y no tienen la menor intención de acabar con su abuso a la población palestina. Lo que pasó el 7 de octubre, no tiene en la mira, solamente, aterrorizar a la población israelí. Es una llamada de atención a todos los ciudadanos de Gaza “lo que estás viendo aquí también te puede pasar a ti”.  

SABÍAN PERFECTAMENTE BIEN CUÁL ERA LA MANERA EN QUE ISRAEL IBA A REACCIONAR, sabían que ante la magnitud de los ataques y los rehenes tomados Israel no iba a tener otra opción que atacar. Jamás planearon que el matar a más mil personas fuera el camino a las mesas de negociación. Lo que querían, y lo lograron, era empezar una guerra para lastimar aún más a la población civil que dicen proteger.

El segundo tema que me rebota en la cabeza es la infinita estupidez humana que se ha hecho evidente en estos momentos. A quien le quede el saco que se lo ponga.  

Puedo entender filias y fobias en torno a Israel, puedo entender y respetar opiniones diferentes a las mías.

Puedo entender que entender situaciones complejas es complejo (valga la doble redundancia).

Puedo entender, y en muchos casos comparto, las críticas a la gestión israelí.

Pero en mi cabeza no cabe la gente que NO ha condenado inequívocamente los actos de barbarie de Hamas, que pide su contextualización, que señala a Israel y dice se lo buscaron, se lo merecen, el que la hace la paga. 

Ahora resulta que personas a las que les vale un carajo cualquier conflicto bélico en el mundo, que jamás se han preocupado por Assad en Siria, por Boko Haram, por la falta de derechos humanos en China (por decir tres de cientos) ahora viven preocupados, se manifiestan y se desgarran las vestiduras por la situación en la franja de Gaza.  

Ahora resulta que personas que han leído dos artículos y 10 posts sobre el problema, son capaces de emitir opiniones “informadas” y juicios de valor como si tuvieran la verdad universal; hablan de “descolonización”, de “ocupación” y de “respuesta proporcional” sin tener la más mínima idea de lo que significan.  

Ahora resulta que los analistas políticos e internacionalistas profesionales se les olvida que todo análisis es multidimensional. 

Ahora resulta que personas LGBTQ+ le da el beneficio de la duda a las acciones del Hamas cuando no sobrevivirían ni un segundo en sus territorios.  

Ahora resulta que, las mismas mujeres que, con toda la razón, saltan para defender a una mujer violada cuando se le ataca por cómo iba vestida o dónde estaba, alegan contextualización para no proclamarse inequívocamente en contra de atrocidades de violencia sexual cometidas por Hamas.  

Yo tengo 50 años, 50 de los cuales he escuchado sobre el conflicto, he leído cientos o miles de datos, opiniones y análisis al respecto, he hablado con expertos de todos las corrientes. 

Conozco Israel Y la Franja de Gaza. En mi casa el tema israelí palestino es un tema constante de debate y análisis. 

Además, soy judía (lo que “debiera” sesgar mi opinión)…

…y aun así, aun así, aun así, estoy consciente de la complejidad que envuelve el horror y la incapacidad de hacer juicios sumarios u opiniones de esquina para juzgar a Israel o a Palestina y no tengo ni la más remota idea de cómo vamos a salir de este conflicto. 

Ahora resulta que la tía en whatsapp, el amigo “intelectual”, el twittero de medio pelo, o el analista cobarde y, veladamente, antisemita SÍ entiende perfectamente bien la situación, puede señalar culpables y tiene, en dos oraciones, la manera perfectapara solucionarla. 

Esta es una de las razones de mi tristeza: Así como veo las cosas, el terrorismo va a ser dificilísimo de vencer, esta debacle va para largo y va a ser costosísima en vida. 

Pero, erradicar la estupidez humana, la falta de empatía y de humanidad, eso, va a ser mucho mucho mucho más difícil de lograr. 


Para quienes quieran más información sobre la complejidad del conflicto les dejo 4 fuentes valiosísimas. 


Primera, para entender el conflicto y la complejidad intelectual y emocional que nos genera a muchos judíos e israelís.

¿Quiénes seremos cuando resurjamos de las cenizas? De David Grossman (artículo en español) (artículo en inglés) 


Segunda, para entender porque no se puede hablar de proporcionalidad al comparar al ejército israelí con Hamas. 

El Pecado de la Equidad Moral de Sam Harris (podcast en inglés)


Tercera y cuarta, uno de los mejores y más objetivos analistas en México es Maruan Soto Antaki (que, dicho sea de paso, es hijo de Ikram Antaki una de las primeras periodistas y activistas palestinas en México )

Esto escribió en Milenio, “El Día Después” (artículo, español)

Esto dijo en el Podcast de Nicolás Alvarado, “La Pinche Complejidad” (podcast, español)

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@AdinaChel

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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