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Al parecer uno de los grandes dones de mi vida es que tengo la capacidad de alebrestar y generar odio en redes sociales tanto de aliados como de enemigos de Morena. Soy una persona odiada democráticamente. Me deberían dar un diploma.

Cada cierto tiempo, cada vez más frecuentemente, algo que publico en redes alebresta el gallinero (léanse las gallinas de trolls y bots). A veces de los pro-AMLO, a veces de los anti-AMLO, a veces de todos al mismo tiempo, por varios días me llueven agresiones en las que, irónicamente, ambos lados de la bancada utilizan los mismos insultos:

  • Puta, el favorito de la derecha y la izquierda.
  • Judía, el segundo favorito, que muchas veces viene acompañado de referencias al jabón o fotos de Hitler (que falta de creatividad, los mismos insultos que hace 70 años, ¿neta?)
  • Vieja decrépita, el que más me duele (¿sabrán lo que gasto en botox?)
  • Vendida a / chayotera de  ______________, inserte aquí el bando contrario de quien ataca.

Por qué dijiste, por qué no dijiste, por qué lo dijiste de esa manera, por qué no lo dijiste antes, por qué no lo dijiste después, por qué le diste RT, porque te apellidas así…

Como votaste por López Obrador, ahora disfruta lo votado.

Si criticas a López Obrador por XYZ, ¿dónde estabas cuando Peña Nieto hizo XYZ?

Si opinas sobre Sheinbaum es porque tienes un fetiche con Ebrard (mmmmmmm, la imagen mental).

Si opinas sobre Ebrard es porque trabajas para Monreal.

Así ad infinitum.

Me queda claro que, ni por mucho, soy la persona más agredida por mis opiniones en México ni la que más virulencia recibe, pero soy una de ese creciente grupo selecto que recibe peladeces inverosímiles.

También me queda claro que la violencia en redes es más teoría que práctica… ¿o no?

Más allá de ser comentarios molestos que, cada vez más, los tomo como anecdóticos (prueba inequívoca que una se acostumbra a todo) y de darle vuelo a la hilacha del botón de bloquear no pasa nada… ¿o sí?

Lo que dan es un enorme campo para la reflexión. Sobre varios temas: el envalentonamiento que da el anonimato, el antisemitismo latente y presente en México, la misógina y sexualización de la mujer como insulto y, sobre todo, el efecto de la polarización que existe en ese minúsculo universo que son las redes sociales sobre la vida real.

¿Son los medios sociales espejo de lo que ocurre en el país o sólo un crisol inconsecuente y ajeno a la realidad de a pie?

Habría que hacer una análisis a profundidad. Yo creo que la violencia en redes es el canario en la mina, el laboratorio donde se revuelve la pócima de toda la polarización y violencia que existe en el país. No sé si las redes actúan como causa, la violencia en redes promueve parte de la sangre que se derrama o, como consecuencia, en las redes se viene a vomitar la misma polarización que se ve en la calle.

Preocupante. Triste. Mortal.

Y nadie hace nada. La mayor parte de los actores políticos y sociales toman tres caminos respecto a la violencia en redes:

Las financian con algún fin perverso en mente. ¿A poco creen que las granjas de bots y los ejércitos de trolls se pagan solos?
Avivan el fuego con comentarios violentos o sarcasmo velado, muchas veces tirando la piedra y escondiendo la mano.

O, quizá lo más preocupante, guardan silencio ante las agresiones que reciben sus opositores.

Sí, sus opositores. Porque en este camino de devolver la dignidad política al país y encontrar el camino conjunto a los que tenemos que defender de los ataques virulentos y desmedidos no es solamente a nuestros amigos, sino a los que piensan diferente a mí.

No por estar de acuerdo en el fondo no podemos corregir la forma podrida que estamos usando.

Nobelsse oblige. En este caso, a gestar y cimentar un ambiente de cordialidad política y social para propios y extraños, para tirios y troyanos, para chairos y fifís. Sin importar el lado de la ecuación en el que estemos: pedirlo, ofrecerlo y cortarlo de tajo cuando lo vemos afectado.

O empezamos a construir un ambiente de cordialidad, respeto y educación dentro y fuera de redes para todos o el debate propositivo y el encontrar soluciones para México va a ser imposible y nos va a cargar la chingada.

Cómo bien dice el dicho: el camino al infierno está pavimentado de tweets y RT’s.

@AdinaChel

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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