Document
Por Aideé Zamorano

¿Feliz Día de la Niña? ¿A quién se le habrá ocurrido que el 10 y el 11 de octubre deberían estar tan ligados? 

Viernes 11, Día internacional de la Niña y no dejo de pensar en María Paula, retenida por su papá desde hace más de un mes. Sin escuela, sin amigas, sin infancia. 

¿Qué le dirá la Fiscalía de Quintana Roo cuando sea mayor? Un día, María Paula —que ahora tiene 8 años— va a preguntar por qué nadie detuvo a su papá cuando fue a desactivar la Alerta Amber, a pesar de las denuncias que ya pesaban sobre él por violencia intrafamiliar.

¿Qué le vamos a decir, Mara? ¿Le vamos a pedir que dibuje un listón naranja cada 25 de mes, pretendiendo que nos importó?

Y los jueces, ¿pueden dormir? Los sobornos que reciben de hombres como Marco Alonso Sánchez Vera, ¿les alcanzan para ignorar el daño psicológico que provocan en las infancias y en las madres? La justicia tiene precio, y su moneda es la salud de las niñas.

En julio le pregunté al despacho de abogados que representaba a mi ex empleadora —sí, esa aseguradora suiza con nombre de lago— si ellos podían dormir. El tipo, con su cinismo, me dijo que sí. Aceptó que violentarme sistemáticamente estaba dentro de sus "lineamientos éticos". Usaron el sistema para revictimizarme hasta que me cansé de depender del clonazepam. Ese fue mi recuerdo más vívido durante el 10 de octubre, el Día Internacional de la Salud Mental.

¿El caso de María Paula y el mío son diferentes? No.

Aunque nos separan al menos tres décadas. Nos ignora el mismo sistema.

En enero de 2024, en México entró en vigor el decreto de reforma que define la violencia vicaria. Se castiga con cárcel. Pero, ¿eso cambia algo? Los datos dicen que no. En 2022, el delito más reportado en México fue la violencia familiar con más de 250,000 casos. 

Según datos del IMSS, el 75% de la clase trabajadora en México sufre de estrés laboral, y aunque los trastornos de salud mental están reconocidos como enfermedades laborales, las empresas violan los procesos. Igual que Marco y sus sobornos a la fiscalía. 

Aunque hemos ganado espacios en algunos ámbitos, incluso con una presidentA, el acceso a la justicia nos queda a deber mucho a las niñas y mujeres en la reducción de todas las formas de violencias, incluida la psicológica.

Nos toca romper ese silencio que duele, pero al mismo tiempo, nos salva.

audio-thumbnail
🎧 Audiocolumna
0:00
/157.464

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.