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Sí, es pregunta genuina.

Señora, señor: dígame, ¿cuántas madres trabajan con usted?, no importa si usted es dueña(o), directora, gerente o supervisora en una pequeña, mediana o grande empresa en el país.

Si ha escuchado de los dieciséis días de activismo contra la violencia de género y no sabe cómo entrarle desde la oficina, le invito a hacer un pequeño ejercicio.

Necesitará lápiz y papel ¿lista? ¿listo? (aquí le espero)

Escriba por favor el número de plazas laborales que su marca genera.

Puede poner:

Total de empleos: _____

De esas personas, ¿cuántas son mujeres y cuántos hombres?

Mujeres: _______ Hombres: ______

¿Vamos bien?

De esas mujeres, ¿Cuántas son madres?

¿Cómo que no sabe? Claro, disculpe usted por haber iniciado tan bruscamente el ejercicio, seguro es porque no tiene los números frescos a esta hora del día.

Empecemos de nuevo, piense en las personas que participan en el máximo nivel de decisión de la compañía que usted representa, ahora escriba:

Del 50% de mujeres, ¿cuántas madres tiene?

-…(inaudible)

¿Cómo dijo?

¿Cómo que no son 50% de mujeres en el máximo nivel de decisión de la empresa?

¿Sólo la de RH es mujer? Ah, perdón, dice usted que la de comunicación

Colega, no es necesario seguir con el ejercicio, ya sé cómo puede subirse al tren de los dieciséis días de activismo (periodo promovido por ONU entre el 25 de noviembre y el 10 de diciembre). Y le llamo tren a propósito, porque si usted había dedicado sus esfuerzos a pintar con luz naranja las oficinas, a tomarse fotos con el 9% de mujeres que hay en su plantilla laboral o a cambiar su logo de color en las redes sociales, no se desgaste más haciendo purplewashing.

El no acceso a las madres al empleo formal es un tipo de violencia.

Durante los últimos años he generado un ranking para identificar las mejores prácticas en empresas privadas, que permiten a las madres participar en la economía.

Este año, un total de 21 marcas (nacionales y globales) fueron reconocidas en el ejercicio de evaluación, esa muestra representa más de ciento treinta y cinco mil empleos, de los cuales sólo el 14% están ocupados por una madre.

Es decir, una de cada diez plazas le pertenece a una madre trabajadora, una de cada diez. Esto es escandaloso, necesitamos hacerlo más visible, los sesgos y estereotipos de género que reproducen las políticas corporativas nos obligan a las mujeres a dejar el empleo cuando nos convertimos en madres.

Por eso hoy quise compartir con ustedes un sencillísimo ejercicio para evaluar la organización en la que trabaja. No es que las mujeres, las madres en específico, no queramos seguir subiendo en la escalera corporativa, es que la crianza (y todas las tareas de cuidados), históricamente se ha asignado a las madres y ese estereotipo nos dificulta seguir en la vida laboral, basar nuestras políticas corporativas y públicas en usos y costumbres, es un tipo de discriminación, violencia.

Las empresas deben empezar a hablar de cuidados, quitarle el sexo (o género) a las prestaciones por maternidad o paternidad por ejemplo. Deben ser capaces de ofrecer a las personas que tienen a su cargo infancias, personas adultas mayores o personas con discapacidad, las oportunidades para seguir desarrollándose profesionalmente, obviamente hay que incluir a todas las familias: trans, lesbomaternales y homoparentales (por nombrar algunas)

El objetivo del ranking de Mamá Godín® es generar datos para la toma de decisiones, el propósito es incidir en política pública que contribuya a reducir las desigualdades entre mujeres y hombres en el mundo laboral.

Ahora, volvamos al papel en el que estábamos trabajando y dígame

¿Cómo va a lograr que en los próximos tres años el 50% de su comité directivo esté ocupado por mujeres?

Ya dio el primer paso para reducir las violencias al interior de su organización, enhorabuena.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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