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Por Aideé Zamorano

Admiro a varias mujeres de la vida política de México, algunas me han abierto espacios y/o confiado en el trabajo que hacemos desde Mamá Godín. No todas comparten partido o ideología y el 2024 empieza a tomar vuelo. Como gestora de riesgos veo altamente probable que la comunicación se empiece a polarizar, que las mujeres candidatas le hagan el trabajo al patriarcado y arremetan una contra otra y que el impacto sea el debilitamiento de la agenda feminista. 

Nos necesitamos juntas porque cuando la violencia estructural nos afecta, no distingue preferencias políticas. Da lo mismo si tenemos 19 o 40 años, aprendí esto con el equipo de campaña de Xóchilt Galvéz hace un par de fines de semana. Los hombres que escucharon mi relato sobre violencia laboral, económica y de género y el de mi compañera no supieron qué hacer con la información que les contamos, de repente me sentí a la mitad de un casting, definitivamente los colegas no estaban listos para escuchar nuestros relatos y menos para acompañarnos o entender los efectos de la estructura machista en la vida de dos mujeres mexicanas. 

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.