Dicen que nunca eres la misma persona después de un viaje. Tras veintiocho meses de no tomar un avión por trabajo, esta semana estuve en Suiza.
Las expectativas eran altísimas: dieciséis personas, once nacionalidades. Abrazos y besos pendientes que COVID nos hizo posponer, aderezaron nuestra agenda. Reconocimos las caras de quienes nos acompañaron en duelos y cumpleaños a distancia, celebramos los proyectos desafiantes, estrechamos la confianza que construimos en el mundo digital y comprobamos que se puede ir más allá del bien y el mal. Caí redonda ante los escenarios, la precisión del tiempo, los sabores, la explosión de color y todo el amor que recogí, me hicieron pensar en no querer volver.
El desencanto llegó en una plática de sobremesa, mientras hablaba de feminismos con mis colegas. La más joven del grupo preguntó cómo podía ayudarme a llevar Mamá Godín para allá.
- How come? You are the state of the art!
Expliqué que en Suiza nació EDGE, una certificación que mide la igualdad de género al interior de las empresas y la verdad no sabía más porque mi referencia siempre es España, por toda la historia que compartimos, claro. Se hizo un silencio en la mesa y entonces recordé que las violencias estructurales y el patriarcado, también viven en los sistemas más precisos y preciosos.
Pude escuchar algunos testimonios como el de Eva, quién hace 26 años mandó el CV a través de un apartado postal tras leer la publicación en un periódico local y recibió la oferta laboral por fax. A Eva la contrataron en tiempo récord porque el director estaba preocupado porque era mujer y para evitar perder el perfil, aprovecharon la ausencia del líder para ingresarla a la nómina.
• Las mujeres en Suiza tuvieron acceso al voto en 1971, dieciséis años después que en México.
• Existe un Cantón (que es algo así como el equivalente a nuestros Municipios) que logró este derecho hasta 1990.
• La licencia por maternidad tiene una duración de 98 días, (solo catorce más que en México) y el subsidio que las madres trabajadoras reciben es el equivalente al 80% del salario.
• En México obtenemos el 100% de nuestros ingresos, libre de impuestos.
• Tampoco tienen instalaciones de cuidados que faciliten la participación de las madres en la economía formal. Las escuelas y la sociedad esperan que haya una madre en cada casa cuando las niñas y niños vuelven para comer.
• Allá también les caerían bien unas estancias infantiles, si necesitas que cuiden a tus hijxs en el break para la comida, hay costos que asumir y si estás desempleada, la espiral de violencia estructural se vuelve infinita.
• Y sí, tampoco encontré el número de madres trabajadoras en el país del que me enamoré.
Al final voy a hacerle caso a Lou y cruzaré fronteras, total, con una población de 8.6 millones tal vez pueda lograr un cambio más rápido allá.
Sí, volví muy cambiada de este viaje. Tuve días en que ni yo me reconocí en el espejo y no solo por la oportunidad de apreciar las diferentes vistas que supone el salir de la rutina, lo digo por todos los retos que abrí y que estoy segura cambiarán mi futuro, lo que más me impresiona es comprobar que ser madre trabajadora ES un problema público en Suiza.
@soymamagodin
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