Por Aideé Zamorano
Sí, #OTIS escaló rápidamente de categoría.
Sí, comprobamos la incapacidad de los sistemas meteorológicos para darnos más tiempo de reacción.
Pero por favor, no finjamos sorpresa. No hay nada natural en un desastre, los impactos que vemos por la entrada del huracán OTIS a Guerrero en categoría 5, son resultado de la falta de gobernanza del riesgo, ¿Qué es eso?
Algunos datos para aclarar el concepto:
- El área del territorio mexicano es de 1.972.550 km2.
- 45% de la extensión territorial está expuesta a inundaciones, lo que representa un riesgo para al menos setenta y siete millones de mexicanas y mexicanos (Atlas Nacional de Riesgos, CENAPRED, 2018).
Nuestra geografía no ha cambiado, con la alta vulnerabilidad climática que tenemos, no podemos fingir sorpresa sobre las afectaciones económicas, de infraestructura y de vidas humanas cada que enfrentamos un evento de clima extremo. Sí, tendremos estos escenarios cada vez más intensos y más frecuentes.
La resiliencia no es una palabra de moda, quiénes somos especialistas en RRDD (reducción de riesgo de desastres), hemos insistido para la construcción de resiliencia en la infraestructura.
Horas después del impacto por Otis, el SASMEX (Sistema de Alerta Sísmica en México) reportó afectaciones en al menos 27/97 sensores. Eso se llama riesgo interconectado. Si ya están estresadas, ahora imagínense que tiembla y no lo vamos a saber con anticipación.
¿Qué pudimos haber hecho diferente? Un modelo de gobernanza para la gestión integral de riesgos que articule la participación del sector público en sus niveles federal, estatal y municipal, que incluya a las empresas, a las organizaciones de la sociedad civil y a la población en general. Ayer en mis redes criticaba la instalación de centros de acopio apenas antes del mediodía.
Ni siquiera la Coordinación Nacional de Protección Civil tenía una EDAN (Evaluación de Daños y Análisis de Necesidades), la infraestructura está en estado crítico, hay caminos cerrados y nuestra falta de resiliencia en infraestructura como país, nos tiene incomunicadas.
En la Ley General de Protección Civil en México, se pueden identificar ocho etapas en la gestión de riesgos:
1. Identificación
2. Previsión
3. Prevención
4. Mitigación
5. Preparación
6. Auxilio
7. Recuperación
8. Reconstrucción
Esta no es información nueva, así va más o menos nuestra historia en materia de protección civil
1985 Terremoto en Ciudad de México
1986 Creación del Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC)
2012 Publicación de la Ley General de Protección Civil
2015 Suscripción de México al Marco de Sendai
2018 Publicación del Manual de Organización y Operación del Sistema Nacional de Protección Civil
Todo será letra muerta si seguimos fingiendo sorpresa cada temporada de huracanes y ciclones, no podemos detener el agua pero sí anticipar los escenarios de desastre, salvar vidas y proteger a nuestra población, poner a salvo a las plantillas laborales e infraestructura. ¿Por qué nos cuesta tanto entender que la continuidad de negocios y la sostenibilidad del país depende de la gestión de riesgo de desastres? Existe una correlación entre los impactos del cambio climático, la salud de las plantillas laborales y la reducción de la pobreza. Si hiciéramos un correcto ordenamiento territorial y nos enfocáramos en las primeras cinco fases de la gestión que propone la Ley General de Protección Civil, no tendríamos que fingir sorpresa. Y créanme estos fenómenos no son mandatos divinos, todos los años la temporada de lluvias existe.
Hoy le hablo a los centros de trabajo: Si quieren hacer algo valioso y no seguir promoviendo el #washing en sus estrategias de responsabilidad social / sustentabilidad, (ya les vi tomándose fotos entregando víveres) éntrenle a la capacitación en gestión de riesgos a su personal y a las comunidades cercanas. (Con guiño especial para la industria de turismo).
Una correcta gestión de riesgos implica identificar, evaluar, atender y destinar recursos económicos para prevenir desastres ante los fenómenos climáticos. ¿Se acuerdan del FONDEN y FOPREDEN? yo también, aunque cabe recalcar que ningún presupuesto será suficiente si no trabajamos desde ya en la prevención de estos escenarios y a esos cinco pasos de la Ley, hay que asignar presupuestos también.
El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, fue aprobado en la Tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Reducción de Riesgo de Desastres, celebrada en Sendai, Miyagi (Japón). México se suscribió a este marco en 2015 en el cual se establecieron cuatro prioridades de acción:
1: Comprender el riesgo de desastres.
2: Fortalecer la gobernanza del riesgo de desastres para gestionar dicho riesgo.
3: Invertir en la reducción del riesgo de desastres para la resiliencia.
4: Aumentar la preparación para casos de desastre a fin de dar una respuesta eficaz, y “reconstruir mejor” (UNISDR, 2015)
El Sistema Nacional de Protección Civil #SINAPROC seguirá siendo letra muerta si no asignamos responsabilidades y desarrollamos capacidades técnicas a todos los niveles y en todos los sectores.
Si no saben cómo entrarle al tema, avísenme y les acompañamos desde #MamáGodín
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