Por Aideé Zamorano
Domingo 26 de febrero por la mañana y estamos listos para el debut de los bombones en una marcha en el Zócalo de la Ciudad de México. Mis hijos tienen 6 y 10 años, el mayor decidió usar el uniforme de la selección, le hace sentido representar a México. El más pequeño le imita y cambia su playera por la verde.
Mis niños escucharon la explicación sobre el Plan B en palabras de su papá y mías, les recalcamos la importancia de vivir y cuidar una democracia joven como la nuestra. Yo fui muy clara con ellos: no vamos a ir a defender a una persona o un partido, hay quienes están usando este evento para decir que les vamos a apoyar en sus plataformas políticas, nosotros venimos a pedir “un árbitro que vigile que todas las personas que quieran ocupar un cargo público cumplan las reglas y esa oficina se llama el INE (Instituto Nacional Electoral)”
“El reto de quienes llegan al poder es asegurar para todas y todos el acceso a la salud, educación, seguridad y que los privilegios no dependan de la familia en la que nacimos” -¿me das un ejemplo, má?
- Ustedes y todas las niñas y niños del país deberían poder ir a la misma escuela a la que van las hijas o hijos de los presidentes. Todas y todos deberíamos tener acceso a medicinas, a las vacunas bivalentes contra covid por ejemplo. A salir a la calle y no tener miedo, pero el poder enferma a algunas personas y prefieren cambiar las reglas para beneficiarse.
- ¿Es para evitar otro Porfirio Díaz mami? pregunta mi hijo mayor mientras vamos en el coche desde Atizapán en el Estado de México.
- ¿Quieres decirme que vamos a vivir otra Revolución Mexicana? No sé qué contestarle.
- ¿Sería como Hitler?
- :O
Hace ocho días visitamos el Museo de Memoria y Tolerancia y el mensaje que se quedaron es: los discursos de odio pueden fomentar guerras y genocidios.
Mis hijos disfrutaron la marcha, les pareció bonito que la mayoría de las personas vistieran de rosa, no tuvieron miedo, compraron pelotas, aviones y un suerito, se subieron al metro y cantaron el himno con toda su fuerza (aunque el más pequeño insiste que esa letra es pura cosa muerta y guerra y guerra y guerra).
Mi Elías se acercó a un señor con una pancarta y le pidió permiso para tomarle una foto:
“MALO, Manuel Andrés López Obrador, Eres un presidente mentiroso, prometiste seguridad y vivimos la peor violencia. Prometiste un sistema de salud como el de Canadá y Dinamarca y estamos peor que antes. No solo de promesas vivimos los mexicanos, exijo tu renuncia. Art. 39. Constitucional” -Mami, me hubieras dicho que hiciera un cartel, yo hubiera escrito: “Los niños queremos un país seguro”
El chiquito, desde los hombros de su papá leía las pancartas: “Yo marcho por mis hijos. El INE no se toca, mi voto no se toca” - mami, ¿yo cuándo puedo votar?
Si todo sale bien, cuando tengas dieciocho.
**Esta nota ha sido revisada por mis acompañantes a la marcha de esta mañana. Ahora voy a atender a mis trolls en internet que aseguran me han pagado por asistir, que me presto para publicar de política y que soy una decepción. Ojalá que todas y todos quisieran leer, informarse y participar activamente, de eso van las democracias.
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