Por Aideé Zamorano
Casi es víspera de Navidad del 2023 y oficialmente puedo decir que sobreviví, o al menos eso creo, una vez la vida me enseñó que mi abuela podía dejarnos un 20 de diciembre con todo y los romeros remojándose para la cena del 24 y hoy ví cómo Cristina Pacheco, una de las referentes de la comunicación y el periodismo hecho por mujeres en México abandonó este plano en el solsticio de invierno. Hasta para despedirse hizo poesía.
Yo también llegué a equivocarme diciendo que la mejor experiencia de mi vida era mi trabajo, hoy leí varias publicaciones muy sentidas en la red profesional de LinkedIn despidiéndose del año laboral. Es increíble el nivel de dopamina que genera el pago del aguinaldo, vaya que dedicarle varias líneas a un logo, un edificio, un contrato, un jefe es digno del surrealismo.
Yo también lo hice y hoy me desdigo completamente.
¿Qué son los centros de trabajo? “un grupo de personas buscando generar riqueza”. Una de mis jefas lo dijo muy francamente mientras yo le recordaba la inversión que teníamos que hacer en mis programas (de responsabilidad social); y es que mi trabajo contribuía solamente a la reputación.
Después entendí que en realidad a las marcas no les importan los impactos a miles o millones de personas, lo que buscan son los titulares en los diarios de mayor circulación sobre lo maravillosas que son sus inversiones sociales aunque no vayan más allá de repartir juguetes y cobijas en temporada de frío o pintar paredes en construcciones a punto de desmoronarse, igualito que nuestra clase política, listos para la foto pero sin ninguna medición de impacto.
Después de unas setenta terapias psicológicas, psiquiátricas, energéticas (sólo contando de mayo para acá) y al menos cuatro medicamentos controlados que tuve que tomar luego de los episodios de violencia psicológica, económica y de discriminación que viví en la Z Zurich Foundation y que la incompetencia del equipo de Zurich en México pusieron en riesgo mi vida, hoy me siento capaz de decir que sobreviví. A pesar de la preocupación de mis fans en las redes no destruí mi carrera, al contrario, me convertí en referencia para que más personas levantaran la voz para denunciar las violaciones de derechos humanos en los centros de trabajo.
En este proceso he aprendido que Suiza es un país minúsculo comparado con el nuestro (ya sabía que era pequeñito pero no imaginaba que la normativa también es un desastre), tienen un relajo laboral más feo que el nuestro y mi caso sentará un precedente para sacar a la luz a varias empresas que cometen violaciones similares a su plantilla laboral.
El 5 de diciembre en México, en el Diario Oficial de la Federación se publicó la lista actualizada de enfermedades por trabajo, el estrés, la alteración de los ciclos de sueño, la ansiedad y la depresión son parte de la lista, espero que la Secretaría de Trabajo y Previsión Social estén preparados para recibir la cantidad de reportes, rescisiones y demandas por estas condiciones.
En una entrevista con la maestra Carla Jiménez Juárez, Presidenta de la Junta Especial “J” de la Local de Conciliación y Arbitraje de la CDMX reflexionamos sobre el desconocimiento que hay de la clase trabajadora sobre la normativa mexicana en materia laboral. A pesar que la discriminación por embarazo está tipificado como delito penal, las juntas no tienen datos exactos sobre el número de mujeres que pierden el trabajo por embarazarse o al regresar de la licencia por maternidad.
Les dejo de regalo mi consigna feminista favorita: “Nunca más el privilegio de nuestro silencio”, si no les pagaron el aguinaldo, si les negaron el trabajo por edad, por tener infancias a su cargo, si reciben un trato diferenciado por ser mujeres, mexicanas o madres, acérquense a la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo, sigamos evidenciando las malas prácticas, los liderazgos violentos, sólo así podremos cambiar la realidad de la clase trabajadora en México y no anden renunciando en dónde amerita rescisión. En este link pueden ver la entrevista completa con la Presidenta de la Junta Especial “J”
A las y los colegas que hacen el monitoreo de medios para mi ex empleadora: su silencio, acoso cibernético, el bloqueo en redes, da más elementos para comprobar el trato diferenciado de la empresa sobre mí. Cuando ustedes pagan por reconocimientos para “sus líderes” omisos e incompetentes se vuelven parte del problema, son cómplices.
Decía la gran Cristina Pacheco: “aquí nos tocó vivir”, un ícono en la comunicación en México que abrió brecha para las mujeres en los medios, hoy esa frase me guió para recordar que ser mexicana es uno de mis superpoderes, una de mis competencias técnicas más robustas, no una debilidad como me lo quisieron hacer creer, quienes contribuimos al cambio en un país tan plural, grande y diverso como el nuestro, podemos lograr lo que sea. Cristina nos enseñó a conectar con lo cotidiano de la vida de las y los mexicanos. Sigan su ejemplo y hagan lo correcto, el riesgo reputacional está adentro.
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