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Por Aideé Zamorano

¡Este año tendremos la primera presidenta mexicana!

Dicen por ahí que el 2024 será tiempo de mujeres (¿eso es positivo o negativo?), ya sabemos que ni la corrupción, ni el color, ni el liderazgo tienen género, es desafortunado que usen la “m” de mujer para equiparar con la “m” de mamá y que ese sea el “valor agregado” de los perfiles de mujeres en la política. ¿En serio? la característica por la que nos niegan la participación en la economía formal ¿es la competencia que destacan cuando tenemos que decidir el futuro del país? Lo que nos urge es una persona que tome las decisiones identificando y gestionando las desigualdades que históricamente se han perpetuado entre mujeres y hombres. A mí por ejemplo, me urge ver los cuidados en la agenda de las próximas candidatas para el ejecutivo federal. ¿Han leído alguna propuesta en este sentido? Yo no. A veces creo que ni tienen el tema en la lista de prioridades. 

Cuando hablo de cuidados me refiero a ese grupo de la población que la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC) reconoció como las personas mayores de 15 años que tienen a su cargo a infantes, personas con discapacidad y personas adultas mayores. Por fin el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) le dió a nuestras y nuestros representantes información para la toma de decisiones en materia de cuidados, con una insípida muestra de poco más de siete mil hogares, pudimos comprobar (oficialmente) que el 80% de las cuidadoras primarias somos mujeres.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.