Por Ale Marroquin
Seguramente has escuchado o leído sobre la importancia de tener un propósito claro. Sin embargo, cuando se trata de definirlo, no siempre es fácil saber por dónde empezar.
Una herramienta sencilla que recomiendo para definir tu propósito es el Ikigai. Este es un concepto japonés que, según Wikipedia, "no tiene una traducción literal, pero puede definirse como 'la razón de vivir' o 'la razón de ser'; lo que hace que la vida valga la pena ser vivida".
Supongamos que logras definir tu Ikigai. Muchas personas se quedan en esa definición y vuelven a las costumbres de siempre, dejando su propósito bien definido en un cajón cerrado. Lo que hacen carece de un sentido real y se convierte en acciones automáticas, en patrones del pasado.
Mi sugerencia es que, una vez definido, pongas intención en todo lo que haces para alinear tus acciones con ese propósito. De lo contrario, lo que ejecutas a lo largo del día no te llevará a ningún lado porque carece de un foco claro.
¿Has conocido personas que dicen: "No me da la vida", "Estoy como loco/a", "No paro", y luego se quejan de que no avanzan, que no ocurre nada nuevo en sus vidas? La mayoría de ellas, cuando se les pregunta, no tienen claro a dónde van ni cuál es su propósito.
Estas personas suelen quejarse y reaccionar a lo que no está sucediendo en sus vidas, se sienten agotadas porque no paran, pero están insatisfechas y frustradas porque no alcanzan el éxito. Sin embargo, pocas veces analizan que la palabra "éxito" es ambigua. Cerrar una venta es un éxito, que te acepten un proyecto también lo es, pero eso no necesariamente te lleva al siguiente nivel.
Cuando enfrentan obstáculos o contratiempos, muchos tiran la toalla porque la dificultad parece insuperable. Pero si tuvieran claridad en su propósito, verían esos obstáculos como simples tropiezos que podrían ralentizar el camino, pero no hacerlo imposible. Tener claro a dónde quieres ir te permite seguir intentándolo, buscar recursos, nuevos caminos, y evitar distracciones o la tentación de cambiar constantemente de objetivo en busca de la satisfacción inmediata.
Ponerle intencionalidad a tus acciones te permite enfocarlas hacia tu propósito, asegurando que lo que haces te lleve al siguiente nivel, con plena consciencia del impacto que quieres generar. De esta manera, dejaremos de sentir que vamos sin rumbo.
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Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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