Por Amy Glover Drake
Gracias al presidente de EUA y su gobierno de insensatos, la geopolítica global está de cabeza. China es el único país que puede enfrentar a EUA dado que cuenta con un nivel de poder económico y militar semejante. No cabe duda que la falta de seriedad, coherencia y predictibilidad de los pronunciamientos que salen diario de la Casa Blanca han confundido al Partido Comunista de China y a su líder supremo, Xi Jinping. China sopesa cómo interactuar con el gobierno de Trump, mientras argumenta que su país es un actor responsable que apoya las reglas multilaterales y que busca alianzas de beneficio mutuo.
El gobierno chino no actúa sin un plan claro. Los adeptos de MAGA (Make America Great Again), consideran que los aranceles forman parte de una gran estrategia de negociación - una especie de “reality show” puesto en el teatro global. Pero para China, negociar con un contrincante tan inestable implica riesgos no solamente externos, sino internos. Xi Jinping es visto como un líder digno de respeto y no puede someterse a una conversación con un presidente tan poco serio como Trump sin poner en riesgo su propia imagen política en su país.
En este momento, la ventaja que tienen los chinos es que no tienen prisa, mientras que los estadounidenses tienen la paciencia de un niño berrinchudo de cuatro años. Dada que la situación es tan incierta, parece ser más sensato tomar sus propias represalias contra Estados Unidos y esperar a ver cómo se desarrollan las cosas en los próximos meses.
En respuesta a las amenazas de EUA, en días recientes Xi Jinping visitó Vietnam, Camboya y Malasia para fortalecer lazos con estos países del sudeste asiatico. “Exhortamos a EUA a...dar un paso para corregir sus errores, cancelar por completo la práctica errónea de los ‘aranceles recíprocos’ y volver al camino correcto del respeto mutuo”, dijo el presidente chino.
México enfrenta una situación muy distinta ante las embestidas de Trump, dado que EUA es su vecino y socio comercial más importante. El gobierno de Claudia Sheinbaum ha negociado constantemente con el gobierno de Trump y también ha sugerido políticas públicas como el Plan México para activar la economía interna. Lo que hace falta es estudiar y crear una estrategia holística que considere cómo México puede aprovechar la tensión entre China y EUA.
La buena noticia es que la relación entre México y China todavía está poco definida. Muchos países de sudamérica tienen una relación con China enfocada en la demanda por sus materias primas (ej., cobre, granos, minerales, etc.), mientras que la relación con México sigue siendo poco profunda dado que tenemos ventajas comparativas semejantes. Los dos somos poderes manufactureros.
Ahora es momento de pensar creativamente y revisar la posibilidad de formar alianzas con China en áreas como energía renovable, donde ellos muestran liderazgo. Gracias a Trump, EUA perderá competitividad en industrias verdes, pero México tiene todo para ganar en la diversificación de sus fuentes de energía y el desarrollo de proyectos solares, eólicos, entre otras opciones.
Y de manera más inmediata, el sector agrícola mexicano debería explorar oportunidades de exportar carne, puerco, frutas y verduras a China y pensar cómo aprovechar más el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), que incluye 10 países asiáticos y de Oceanía.
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