Por Ana Cecilia Pérez

La decisión de dar un primer celular a un hijo es un momento significativo en la vida familiar moderna. Más allá de ser un simple dispositivo, este acto puede tener implicaciones profundas en la socialización, educación y seguridad de nuestros hijos. Pero, ¿cuáles son las verdaderas motivaciones detrás de esta decisión? ¿Es una necesidad legítima o simplemente cedemos ante la presión social?

Antes de entregar el primer celular, es crucial preguntarnos: ¿por qué lo hacemos? ¿Es para mantenernos en contacto y aumentar la seguridad del niño, o es para satisfacer una demanda social, impulsada por el hecho de que “todos sus amigos ya tienen uno”? Este análisis honesto puede ayudar a establecer las bases sobre cómo se introducirá el dispositivo en la vida del niño.

Una vez que se ha decidido avanzar, la conversación sobre las reglas de uso es fundamental. Debemos incluir cuándo y cómo se puede usar el celular, qué aplicaciones se permiten instalar y cómo se manejarán la privacidad y la seguridad en línea. Es importante que nuestros niños entiendan estas reglas no como restricciones, sino como medidas de protección.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.