Por Ana Cecilia Pérez
Paremos un momento. ¿Cuándo fue la última vez que usaste tu celular para, ya sabes, hacer una llamada? Seguramente fue por algo como pedir comida o una emergencia. Porque seamos honestos: nuestro teléfono es ya cualquier cosa menos un teléfono. Es la navaja suiza de nuestra vida moderna, pero hablar por él es casi antinatural. Lo usamos para todo: pagar cuentas, planificar viajes, jugar, aprender recetas... pero ¿llamar? ¡Qué anticuado!
Para entender esta relación complicada que tenemos con nuestro querido dispositivo, hagamos un recorrido por los escenarios más absurdamente reales en los que vivimos con nuestros celulares. Prepárate, porque seguro que te identificas con al menos uno (o todos).
El "Modo Sherlock": Investigador de todo, menos de llamadas pérdidas
Eres ese que, al recibir una llamada, entras en modo detective. Miras el número, lo copias, lo pegas en Google y buscas hasta el historial de vida del que te está marcando, solo para decidir si vale la pena contestar. ¿Resultado? No lo haces. Eso sí, mientras investigas, ya aprovechaste para buscar qué restaurante está abierto cerca, qué significa el sueño raro que tuviste anoche, y si necesitas pasaporte para viajar a Perú. Pero... ¿Contestar? Nunca.
El "Fotógrafo profesional con poco espacio"
Aquí no hay misterio: usas tu celular como si fuera una cámara profesional. Tienes fotos de cada comida que has comido en los últimos seis meses, panorámicas de tus vacaciones, selfies casuales (aunque te tomas 50 y solo guardas 3). Pero cuando alguien te llama en medio de tu sesión fotográfica improvisada, suspiras con frustración. ¿Es que no saben que estoy capturando mi café desde el ángulo perfecto? Prioridades, por favor.
El "Atrapado en el TikTokverso"
Tu celular es básicamente una ventana a un mundo paralelo donde pasas horas viendo videos de recetas, hacks de limpieza y coreografías que nunca intentarás. Pero la ironía es que, si alguien te marca mientras estás sumergido en el TikTokverso, te asustas como si fuera una alerta de emergencia. ¿Una llamada? ¿En serio? Mejor manda mensaje y déjame en paz con mi algoritmo, gracias.
El "Resentido de las llamadas"
Tienes tantas opciones para comunicarte —WhatsApp, mensajes de voz, memes, gifs— que, cuando alguien se atreve a llamarte, sientes que está cruzando una línea sagrada. "¿No podían mandar mensaje primero?", piensas con indignación, mientras miras la pantalla y decides no contestar. Si realmente te necesitaban, seguro mandarán un WhatsApp, ¿verdad?
El "Asistente ejecutivo de nadie"
Tu teléfono es tu oficina portátil. Manejas correos, agendas, reuniones por Zoom y hasta archivos importantes. Pero, curiosamente, si alguien te llama para algo relacionado con el trabajo, te invade el pánico. "¿Por qué no lo pusieron en un correo?" Te preguntas mientras ignoras la llamada y sigues revisando memes para aliviar el estrés.
El "Romántico sin memoria"
Usas tu celular para todo lo relacionado con el amor: conociste a alguien en una app de citas, tienen una playlist compartida en Spotify y, por supuesto, mandas mensajes interminables de "buenos días". Pero cuando esa persona te llama, piensas: ¿Qué clase de psicópata no manda mensaje antes? Romántico sí, pero con límites.
El "Sin WiFi, sin Vida"
El peor escenario: quedarte sin datos o WiFi. En ese momento, tu teléfono pierde todo su poder. Ya no puedes ver memes, pedir un Uber ni buscar si las papas fritas que estás comiendo tienen calorías. Pero una llamada... bueno, técnicamente podrías hacerla, pero, ¿a quién le interesa eso? Mejor sufres en silencio y esperas encontrar señal pronto.
El "Paranoico de la batería"
Tu vida depende de mantener al menos un 40% de batería, no sea que la pierdas y el mundo colapse. Usas el celular para mapas, mensajes, recordatorios y monitorear tus pasos del día. Pero si alguien te llama y consumes el precioso 3% que te queda, sientes que han cometido un crimen contra la humanidad. ¿Cómo se atreven?
La realidad es que hemos transformado nuestro celular en todo menos en lo que originalmente fue diseñado para hacer: llamar. Hoy es nuestra brújula, nuestro diario y nuestro mejor amigo digital. Pero ese amigo se ha vuelto tan multifacético que lo usamos para todo, menos para escuchar una voz al otro lado.
Así que la próxima vez que alguien te llame, tal vez —solo tal vez— considera contestar. Podrías descubrir que, aunque estamos en la era de los memes y los mensajes, escuchar una voz puede ser tan útil como el mejor filtro de Instagram. O tal vez no. Después de todo, siempre puedes mandar un mensaje de "¿Qué pasó?" después de ignorar la llamada. Porque eso sí, el teléfono celular ya no es para llamar.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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