Por Anónima

“Mamá… ¿cuántos años voy a tener cuando él salga de la cárcel? Porque estoy segura de que me va a buscar”. Esas palabras resuenan en mi cabeza todo el tiempo; ese es el verdadero miedo con el que mi hija va a vivir durante más de 20 años después de haber sido abusada a sus 15, haciendo que esta pesadilla no termine.

¿Por qué no tengo paz si él ya está en la cárcel y será condenado? ¿Por qué siento que algo malo va a pasar? Trato de alejar esos pensamientos, pero todo me da miedo y ese miedo no es solo mío, sino de la familia entera.

La realidad es que uno no sabe cómo puede reaccionar la familia y los amigos cercanos de alguien que ha sido condenado, y más por el delito que fue, sumando a eso el miedo constante con el que las mujeres vivimos en este país al salir a la calle.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.