Por Areli Paz
Inclusión: Capacidad de respetar diferencias y convivir plenamente.
Colores: no es moda, es estilo de vida, decisión de amor y representación de respeto por lo diferente.
Amigas, amigos y amigues: cambiar la letra no los hace inclusivos, ni respetuosos.
Un día en una cena, una gran amiga activista de la comunidad lésbico gay me pidió una cuchara, no sin antes explicarme que hoy era importante llamar a las cosas por su nombre y género correcto, que por eso era totalmente permitido decir “cuchara o cucharo”, me reí causando su enojo.
Le expliqué que había cosas, palabras y situaciones en las que cambiar la letra no era inclusión.
Ambas aceptamos nuestros argumentos y seguimos siendo amigas. Aprendemos la una de la otra.
Otro día, abrí una conferencia diciendo, bienvenidas y bienvenidos, si alguien quiere ser llamado por su nombre o género me lo hacen saber, alguien levantó la mano y dijo me gusta que me llamen “canastita”. Me sorprendí, no imaginé que mi saludo sería otro choque de realidad de cómo referirnos a la gente y de cómo nos gusta que nos llamen. Por supuesto le agradecí a “canastita” hacérmelo saber y así fue llamada, aunque físicamente era un hombre.
Mi sobrina de 21 usa perfectamente el cambio de letra, aunque me explicó que apenas era sólo una parte de lo que era la inclusión y me mostró un video viral en el que vemos a tres personas pedir la carta en un restaurante, la mesera llegó saludando con el “amigas, amigos y amigues”, una de las comensales le preguntó si eran un restaurante inclusivo, la mesera respondió que sí muy contenta, la comensal sin dudar le dijo me podría traer el menú en braille, es que mi hija es débil visual, la mesera se sonrojó y dijo, no, eso no tenemos. Entendí el mensaje.
Desde ese momento me di a la tarea de investigar qué era la verdadera inclusión, en donde estaba lo correcto para llamar a la gente de la forma más cercana a su decisión de vida, sexualidad y reconocimiento frente al espejo.
Una amiga estudiosa del idioma me ayudó a entender que si bien la Real Academia de la lengua no acepta nuestra nueva composición en el cambio de letra, también es cierto que las lenguas vivas tienen transformaciones y se adaptan a las necesidades de tiempo, espacio, contexto y referencia de cómo avanza la humanidad. Que se valía, y que en los lugares en donde se pidiera hacer se hiciera, pero también me dejó claro que si alguien no quería hacerlo y usaba el español correctamente tampoco estaba fallando.
Creo que cuando nos estacionamos en la letra perdemos lo importante y entonces se cae en el absurdo y la burla de usar la ombliga, el pierno, cucharo o pela. Los extremos se tocan y no construyen.
La comunidad LGBTQ+ merece mucho más, merece respeto absoluto y que nadie los señale por amar a quien decida.
El amor es amor no es un slogan de junio, es realidad para quienes deciden su vida juntas o juntos, no sé si juntes aplique, pero sé que me entienden cuando me refiero a que mientras sea con consenso y bajo la ley sin abusar de menores, todo es válido y respetable.
El español es incluyente, el cambio de letra no hace la diferencia si abrimos los periódicos y vemos crímenes de odio en contra de personas de la comunidad LGBTQ+, no somos incluyentes cuando en las recomendaciones turísticas hay que diferenciar las habitaciones de los heterosexuales.
De la burla y el escarnio que hace contra la comunidad LGBTQ+, del cuchicheo mordaz, de los memes haciendo énfasis en la preferencia sexual, de no tener rampas para personas con discapacidad, de no tener menús para débiles visuales, de no entender en los semáforos que el silbido que escuchamos no es para molestar a los peatones, es para que los que no ven puedan moverse con seguridad, que las calles no están adaptadas para los que usan una silla de ruedas. Todo eso sí es inclusión.
Voy en falla y error. Pero aprendo todos los días, a la conclusión que sí he llegado es que cambiar una letra no nos hace inclusivos, lo verdaderamente importante está en el respeto y cuidado absoluto por los y las de junto.
No nos quedemos en la letra, hagamos que la inclusión sea completa, tanto que en algunos años no tengamos que estar corrigiendo a los de junto cuando pierden el control, la tolerancia y el respeto por el diferente.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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