Por Areli Paz
Reforma Judicial: Necesaria, no como la quiere AMLO
Herencia: regalo o castigo, depende quien la entregue
Senado: oportunidad histórica de frenar una locura
La reforma judicial que quiere AMLO y que le quiere heredar a Claudia es una bomba de tiempo, explotará y dejará con heridas mortales a la democracia, la legalidad y la justicia en México.
Si la reforma como la quiere el presidente no pasa deberá ser un motivo para que Claudia se ponga feliz.
A lo mejor en el fondo la presidenta electa no quiere esta reforma bajo estas condiciones tan bananeras de la tómbola y de llevar a los futuros jueces, magistrados y ministros a campañas que ponen en riesgo la impartición de justicia.
Morena dice que tiene los senadores para darle luz verde a la reforma de AMLO y todas las que quiera a partir de aprobar la judicial.
Aunque ahí, en el fondo, muy lejano, se ve una luz que daría oportunidad a discutir una reforma posible, decisión que estará en manos de la oposición.
Nunca antes, el bloque opositor en la cámara era tan necesario. Nunca antes, los ciudadanos sin partido se preocupaban por saber quiénes eran sus representantes en el senado.
Nunca antes, al menos en la vida contemporánea de este país, habíamos visto tan real la posibilidad de tirar por la borda la democracia, la transparencia y la legalidad.
Quién iba a decir que “la liga de la justicia”, la que sería capaz de mantener los equilibrios tendrá que estar en la responsabilidad de 43 senadores. Quienes a pesar de decir que no apoyarán la reforma, que no serán el Judas y que jamás se venderían, aún está por confirmarse. Lo importante no es que lo digan, lo importante está en que lo sostengan hasta el día de la votación. 43 juntos le darían oxígeno al país y también a la presidenta electa.
Que no les mientan, es muy mala idea eso de elegir a nuestros jueces, magistrados y ministros, mala idea, sobre todo en un país en el que clamamos justicia desde los frentes más dolorosos como la violencia, los desaparecidos, asesinados y los estafados. No tendríamos cabeza para sentarnos a elegir bien. El coraje, las ganas de venganza o intereses personales ponen en riesgo el equilibrio y el sentido de las decisiones para impartir justicia.
Es mala idea llevar a jueces a campañas, tómbolas y a listas que se deban a los ciudadanos, ¿a qué ciudadanos ? Porque si de por sí el crimen ya ha permeado en todos los ámbitos de nuestra sociedad, será mucho más fácil utilizar esas figuras de justicia para protegerse.
Ese argumento de que ganan mucho no es válido. De hecho, este tipo de sueldos están diseñados justo para que ningún impartidor de justicia necesite recurrir a hechos corruptos o decisiones pagadas. Sin duda el sistema de justicia mexicano requiere de reingeniería, y es un gran momento para poner freno, para calmar venganzas personales y subir el volumen a los que sí tienen propuestas en la mesa.
Sí hay corrupción, sí hay nepotismo, sí hay amiguismo… pero también están los que sí velan por la verdad y la justicia, los que estudian en cada aula por mantener la legalidad y los que esperan contar con gente capacitada para hacer valer la ley. Una que sí está en peligro.
Llevamos meses conversando sobre los riesgos de esta reforma como la quiere AMLO, y el principal es que la democracia pierde equilibrios, debilitar al judicial le entrega el poder a un solo hombre, ahora mujer para decidir lo que sea cuando quiera.
No somos Venezuela, aún, pero no estamos lejos de la historia autoritaria, ya avanzamos en la militarización esa que prometieron disminuir. El poder supremo de un hombre o de una mujer nunca será una buena idea.
Concentrar el poder enloquece al o la que lo ostenta, envilece a los de junto y da gasolina a las venganzas personales.
La frase de ya no hay validez en los amparos nos deja indefensos a los ciudadanos frente al poder.
Claudia tendrá que celebrar si no pasa la reforma como la quiere el presidente, de hacerlo le empantana el camino de un sexenio que sin equilibrios pinta para ser un caos, y seguramente esa no es la historia que quiere para ser recordada.
Desde nuestras trincheras habrá que cerrar filas por la verdad, la legalidad y la justicia. Ojalá que esos 43 lleguen unidos y firmes al miércoles de votación.
Ojalá nadie se enferme, a nadie le salga un pendiente, que su cuerpo esté sano para soportar el tiempo de votación sin ir al baño. Que esta vez la historia no lleve el nombre de un traidor o una traidora.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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