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Por Areli Paz Trejo

Acoso: sensación extraña de que no estás en el lugar, ni con la gente correcta para sentirte segura.Violencia sexual: cotidiana, recurrente, visible e ignorada.Impotencia: frustración de no poder hacer nada, te lo tragas y si no lo digieres te daña.

¿Cuántas veces te han acosado sexualmente?, me preguntan frecuentemente estudiantes de comunicación o amigos que al paso del tiempo quieren saber alguna historia truculenta de mi paso por varios medios.“Ninguna, a las feas no nos acosan, ni en el trabajo, ni en la calle”, solía decir. Era una forma de bromear. Ya sé, mala broma, pero luego vamos por la vida cayendo en errores que al paso del tiempo entiendes.Por supuesto que mis amigas, las que pasamos por los mismos medios, recuerdan historias diciendo que eso era acoso, pero que yo no lo veía.

A lo mejor por mi carácter, mi forma brutal de responder a los malos comentarios me salvaron de algunos o algunas que podían haberse interesado en mí.

Siempre he sido una defensora de las mujeres cuando están en peligro o se sienten vulnerables, en la mayoría de las ocasiones las cosas salen bien y suelen reconocer que están siendo víctimas.También, tengo historias del otro lado, mujeres que honestamente reconocen que usan su sexualidad para obtener “algo”. Cada quien decide cómo lucha en la vida. Pero cuando se trata de las más débiles ahí estaré para ellas. No porque no puedan defenderse, seguramente no saben que pueden hacerlo.

Las y los que han sido acosados, porque esto ha dado para los dos lados, aunque luego preferimos ver sólo lo que le ocurre a las mujeres. De ambos lados se sienten vulnerables, débiles, sometidos, les duele algo pero no saben qué es.

A la edad que tengo me llegó el miedo, me llegó el momento de sentirme vulnerada y acosada. Cada madrugada de lunes a viernes salgo de casa al gimnasio, 5:50, corriendo ya apurada para la clase de las 6, en mi frenética vida no había entendido que en una esquina suele estar un hombre que pareciera estar esperando a alguien o esperando cruzar la calle.No me había fijado en él, sabía que estaba ahí, siempre sentía sus miradas y el sonidito que hace alguien cuando quiere llamar tu atención “pst, pst”. Obvio, nunca volteo y hago como que no escucho. Error.

Este día salí 5 minutos más temprano, no fui corriendo y me di tiempo de caminar, de respirar profundo. En esa esquina y con la oscuridad aún, este tipo decidió que era buen momento para bajarse los pantalones, sí, así, sin más.Me frenó después de dar un brinco para alcanzar mi paso, no me tocó, se bajó los pantalones, hizo que lo viera.

Me quedé parada, en segundos me pasaron diez mil acciones a tomar, la primera correr, antes darle un golpe, ¿gritar? Nadie me hubiera ayudado.Su expresión era burlona, no puedo describir su cara o sus rasgos, pero entendí que esperaba una respuesta y se la di: “se te cayó tu pantalón-cito” y aguas, es la última vez que te me acercas, la próxima te amarro los huevos con el mismo pantalón-cito”, traté de ser amenazante y fue lo único que se me ocurrió. Lo esquivé y salí corriendo.Cuando me sentí segura, me di la vuelta para saber si me había seguido. No me asusté por el hecho de verlo sin pantalones, me asusté de pensar que yo pude defenderme, pero cuántas no y ahí, petrificadas en la oscuridad, pueden ser violadas sin que nadie se dé cuenta. Obvio mi cerebro pensó en minimizarlo usando la palabra pantalón-cito, en decirle lo que tienes no sirve y sí, restregarle que su pequeñez es mental.Igual y no entendió mi reacción, ni mis dichos. Pero me ayudó a liberar la frustración y la impotencia de saber que todos los días están al acecho hombres que te quieren dar un susto, buscan halagos, quieren complacerse o someter a las mujeres.

El acoso puede estar a la vista y no lo notamos, nos volvemos cómplices o creemos que a nosotros nunca nos puede pasar algo. Recordé las veces que intentó que yo volteara con sus ruidos, pero lo ignoré, así pasa en la vida cotidiana, las mujeres y hombres vamos ignorando señales de alerta que nos revelan las verdaderas intenciones.Minimizarlo no lo borra.Confrontarlo sana y previene, ahora que salga y esté cerca yo estaré alerta y él tendrá que cuidarse porque para él ya hay un poco de furia contenida.

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@AreliPaz

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