Por Areli Paz
Consejo: nadie los pide, pero luego hay que soltarlos, algo se aprende.
Aprendizaje: Todo lo es, todo suma, todo sirve, lo que se guarda y es útil
Autoestima: Abrazo y reconocimiento diario a lo que somos y hacemos
A la distancia veo mi niñez y puedo reconocer todo lo bonito, lo luminoso y lo divertido, emocionante y también que me ganaba buenos regaños o jalones de orejas por rebelde.
Era un mini caos, igual que hoy, pero en chiquita.
No tengo hijas, pero sí sobrinitas, primitas e hijas de mis amigas que me sorprenden por su madurez, ideas y formas distintas de descifrar la vida.
A veces sin querer me descubro “ aconsejándolas” cosa que nadie pide, quiere o desea, pero mi edad y experiencia me hacer creer que es válido hacerlo.
Hoy más que nunca las niñas deben tener toda la información de lo que es la vida. No se trata de ser spoiler de sus propias historias en donde serán las protagonistas.
Pero sí creo que hay que hacerles un “trailer”, una lista de circunstancias y decisiones que tendrán que ir tomando en la vida.
Hay que dejarlas ser niñas, sin perder de vista que son pequeñas, pero no tontas y por eso en estos tiempos vale la pena explicarles lo que sí y lo que no.
Hoy es buen momento para hacer un alto y decirle a nuestras niñas ya sean hijas, hermanitas, sobrinas, nietas o conocidas de nuestro entorno que todos los días deben fortalecer su autoestima, dependiendo su edad hay que permitirles hablar, hay que dejar que nos cuenten su percepción de su mundo, hay que escuchar cada frase y ayudar a que construyan un pensamiento crítico y asertivo. Esas cosas sí se inculcan desde niñas.
Hay que decirles que sus cuerpos no se tocan por alguien más, que deben contar todo lo que les molesta y que nadie debe maltratarlas.
Hay que enseñarlas a ser compañeras, a que ayuden a las de junto, a que las respeten, a que las sumen. Hay que fomentar buenos hábitos en los que competir es sano, pero pisar a la de junto no.
Hay que fomentar espacios seguros, frases amorosas y las de alerta.
Que construyan códigos y redes de protección, que jueguen con lo que decidan y sueñen con lo que quieran. Hay que decirles, pero también hay que practicarlo junto a ellas.
Las niñas de por sí nacen con desventajas que la humanidad nos ha conferido en un mundo de hombres.
Por eso hay que fomentar que se sientan seguras, amadas y capaces de construir relaciones sólidas.
Hay que decirles que llorar está bien y que no las hace más débiles, hay que decirles que en el salón de clases, en la mesa y en la familia tienen un lugar especial, no uno de fantasía, sino uno en el que deben sobreponerse.
Hay que decirles que todas son bellas y que no se habla de cuerpos ajenos.
Hay que decirles que los cuentos de hada son bonitos, pero no son reales. Hay que enseñarlas a ser autosuficientes, hay que fomentar el ahorro y que planeen cómo usar su dinero desde pequeñas.
Hay que enseñarlas a llevarse bien con la comida, que uno no se pelea con sus emociones y que el color rosa es opcional.
Hay que decirles que se puede amar a otra niña y no está mal.
Hay que enseñarles que enojarse está bien, que es sano y que sirve para entender al mundo y a los que las rodean.
Hay que decirles que nadie les pega. Hay que leerles las leyes.
Que las hormonas les jugarán en contra y que no son especiales, sólo humanas, reales, capaces y felices.
No doy consejos, pero al aire seguro están las que sí aquilatan la experiencia.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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