Por Areli Paz
Amistad: vínculo irrompible, para bien o para mal.
Rajón o rajona: aquel o aquella que utiliza la información que tiene de ti para chantajearte o exhibirte
¿Quién puede ser tu peor enemigo? El que ha sido tu amigo o aliado. El que sabe de tu vida, la que lloró contigo, la o el que comparte intimidad de las emociones, ese o esa son los peores porque saben en dónde te duele y cómo va la caja de tus secretos, incluso los financieros.
Se sabe que Adán Augusto y Ricardo Monreal no son amigos, tienen que convivir por conveniencia política. Ambos se saben con poder, mucho. Tienen una fila de legisladores que les rinden pleitesía porque gracias a ellos están donde están. Adán se siente con más poder, sabe que desde Palenque tiene un manto protector y que si en Tabasco no pudieron hacerle nada aún con denuncias de poner a un secretario de seguridad vinculado al crimen organizado, dicho por el Ejército, es porque se sabe poderoso e impune.
Adán Augusto suele “pavonearse” que por sus manos pasan grandes decisiones del país. De hecho un grupito de senadores y senadoras afines a Adán suelen comportarse igual, tronar los dedos, gritar, manotear y recordar que hoy son mayoría. Y cuando algo se les “ atora” no dudan en tomar el teléfono para llamarle.
Pero todos saben que Adán no es santo de devoción en Palacio Nacional. Saben que es una pieza útil y peligrosa.
Y aunque Ricardo Monreal no goza del mismo nivel de afecto que el residente en Palenque o de la de Palacio Nacional, su permanencia en Morena tras su fallido intento de ser la corcholata favorita se debió a que se saben tanto entre unos y otros que prefieren tenerse cerca. Saben que construye o destruye redes, tiende puentes o es una de las voces que la oposición sí escucha.
No sirve para mucho esa oposición, pero Monreal es el más político y si hay que apretar tantito él sabe cómo hacerlo sin aspavientos.
Adán y Monreal se convienen por eso parecían respetarse, pero el recorte presupuestal que hizo la Cámara de Diputados al Senado enfureció al coordinador de los morenistas, no era lo que habían pedido y es que para ejercer todo el poder también hay que ejercer todo el presupuesto.
Ese dinerito ya lo habían etiquetado, pero se les cayó con el argumento de la austeridad.
Adán y Monreal no son amigos, pero tan se convienen que de ambos bandos tienen información el uno del otro, por eso se respetan. Me dice un cercano. Pero ya no lo hicieron tanto cuando Adán amenazó con revelar dos contratos de una empresa de Monreal, lo hizo en público, fuerte y de mal modo como es él. La acusación no venía de uno o una de oposición, venía de dentro, venía de la cancha de la mayoría que ahora sabemos jugará sus cartas con tal de disponer del dinero y el poder.
Monreal le recordó a Adán que había un guardado de mil millones, dinero que él podría disponer y que no quiso explicar.
¿Para qué necesitan enemigos si ellos solitos pueden?
Aunque la presidenta minimizó e insiste que es un tema que traen los opositores, alguien debería recordarle que ellos solitos sacaron el tema, ellos solitos se pusieron en la bandeja de la corrupción, la opacidad y la trampa. Esos que prometieron ser diferentes, ahora son los mismos que se exhiben, no está mal que se revelen como lo que son, lo que está mal es minimizar, decir que no pasa nada y que sea una anécdota de dos políticos berrinchudos.
En el centro del debate está la corrupción, las acusaciones, los deslindes, los grupos políticos de un lado y de otro que se vuelven cómplices, no hay denuncia, no hay investigación abierta, no hemos visto a una presidenta exigir respuesta de sus coordinadores.
Corre tiempo, ahora veremos cómo cada grupo político de los mismos de Morena van tratando de tomar el control. Adán y Monreal se tomaron la foto con Rosa Icela, otro alfil del que vive en Palenque. Su cara lo dice todo, tampoco ella está complacida de estar en medio de lo que parece la punta del iceberg de cómo se dará la autodestrucción de Morena.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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