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Por Areli Paz

Patán: Hombre rústico,  brusco, por momentos primitivo en su comportamiento social. 

Patana: Mujer rústica, brusca, por momentos  primitiva en su comportamiento social. 

Ira: Pasión desbordada que nubla pensamientos y acciones. Creemos que es enojo excesivo, en realidad es ignorancia acumulada frente a la realidad que sentimos, nos rebasa. 

¿Alguna vez has hecho una lista de los y las patanas que han pasado por tu vida? 

Esos o esas que te han roto el corazón, las emociones o congelado la sonrisa o que te desconciertan por su mal comportamiento. 

Hazla, es un gran ejercicio para poder comprender qué tan sano o tóxico es tu entorno.  

La idea surgió el día que en un chat un gran amigo escribió: “ pues sí, me enamoro de las patanas”. 

Por supuesto que hubo mujeres que refirieron que era imposible, que ese comportamiento es masculino y que eran ellos los capaces de convertirse en esa horrible persona. 

Y entonces pregunté ¿ A poco ustedes nunca han sido una patana? Casi al mismo tiempo, como si el dedo estuviera poseído por el mismo ser respondieron que no. Ya en corto conversé con cada una y finalmente reconocieron comportamientos tan crueles o patanes como los de un hombre. 

La ira, el enojo o la furia son representaciones emocionales de nuestra incapacidad de conectar  mental  y físicamente con el ambiente y sus resultados, sobre todo si no son los que esperamos, deseamos o soñamos. 

A diario, somos humanos cruzando en la vida de los de junto. Cruzando, no necesariamente vamos a ser importantes o memorables. Convivimos por convivir, soportamos por que se debe, pero en realidad hay cientos, miles, millones de cosas que nos enojan del entorno. Pero la distancia con la ira es inmensa. En ese punto de quiebre emocional no hay poder humano que nos salve de dar un paso atrás, justo ahí, en la ira vienen las peores decisiones y los peores comentarios que pueden salir de nuestra boca. 

Somos ideas, creencias y emociones  tratando de convivir con un mundo que tratamos de entender, dominar o sobrevivir.

Para mí, un patán es aquel que no respeta, que no cuida, que permite que hablen los demás,  que utiliza tus debilidades para abusar de ti,  que disminuye, que pisa y se ríe de ello. 

Uno que avanza sólo viendo sus necesidades. Que no respeta el tiempo de los demás, que no respeta el esfuerzo, que manipula o que se impone para someter a los otros a sus deseos.

Su comportamiento es burdo, grosero, con desdén y anti empático con su alrededor.

Para mí, una patana es aquella que no respeta, que no cuida, que no permite que hablen los demás, que utiliza tus debilidades para abusar de ti, que disminuye, que pisa y se ríe de ello. 

Una que avanza sólo viendo sus necesidades. Que no respeta el tiempo de los demás, que no respeta el esfuerzo, que manipula o que se impone para someter a los demás a sus deseos. 

Su comportamiento es burdo, grosero, con desdén y anti empática con su alrededor.

¡Bravo! Lo conseguimos mujeres, en eso de la equidad, en ser patanas alcanzamos y competimos. 

El problema es lo normalizado que está el comportamiento que se escuda bajo una historia de liderazgo, de amor, amistad o  protección. 

En 47 años de vida me he topado con más patanas que patanes. 

A la distancia,  con la edad por supuesto, he aprendido a conocer a esas mujeres que se comportan como unas patanas. 

Antes las juzgaba, incluso las confrontaba.

Hoy, las analizo y trato de entender el contexto que viven para comportarse tan mal con otras mujeres, porque eso sí, las patanas  suelen ser peores con ellas que con ellos, saben que la respuesta de ellos será tan o más brusca que sus comportamientos. 

Después de tener tu lista, te invito a que valores qué te une a cada uno de esos o esas que tienen ese tipo  de comportamientos, Te sorprenderás reconocer en espejo,  que a veces, menos o más tienes el mismo comportamiento. Son patrones, conductas y representaciones de la realidad que creemos está bien. 

La falta de tiempo, el estrés, el hartazgo constante, la exigencia de nuestro alrededor y la incertidumbre que causa el futuro nos lleva al escenario de los y las patanas.  

Nadie nos dice cómo comportarnos, pero en la historia de la humanidad hoy, a diario tenemos al supremo patán amenazando, buleando y alardeando con el uso del poder para someter, Trump no sólo es una amenaza por sus decisiones e implicación en el mundo, sino por sus comportamientos, esos que algunos festejan e incluso adoptan como filosofía de vida. 

Si el pudo así, cualquiera también. 

*Periodista por vocación. Madrugadora por necesidad. Conductora de radio y TV, conferenciante.31 años de paso por los medios, Asociación Oaxaqueña de Radio y TV, Televisa, Grupo ACIR, MVS, México Travel Channel, Radio Centro y actualmente en W Radio y Latinus. Amante de los viajes, la escritura, el fútbol, la buena comida y la mejor conversación.

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@AreliPaz

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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