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Por Areli Paz

Templanza: capacidad de respirar profundo, mantener la cordura y explicar la realidad con todos sus dolores, sabores y texturas sin aspavientos.

Feminismo: capacidad de ser empáticas, cuidadosas, respetuosas y defensoras de TODAS LAS MUJERES.

Capacidad: no tiene sexo, género, color o textura, existe o no existe. Se puede o no se puede.

El feminismo extremo desvirtúa la verdadera intención de defender, cuidar, respetar y darle equidad a las mujeres frente a un mundo de hombres.

El machismo desvirtúa la verdadera intención de defender, cuidar, respetar y darle equidad a las mujeres frente a un mundo de hombres.

Los extremos se tocan.

Ser feminista es ser empática con la de junto, es ayudarla, es construir, es escucharla, es respetar, es hacer que el camino sea más sencillo, aunque a ti te haya costado mucho. De ser un movimiento político y social, el feminismo se ha transformado en una estrategia diaria de vida.

El feminismo hoy ocupa lugar en la cátedra, en las finanzas, en la cultura, en la psicología, en las artes, en la política, en la ciencia, en la gastronomía, en las energías limpias, en la seguridad, en la conversación, en el estilo de vida.

Todo esto que suena tan bonito es una historia que tenemos que replicar, práctica diaria y sensación permanente para TODAS LAS MUJERES.

Es verdad que las hormonas nos juegan en contra, pero también es verdad que con el tiempo, la ciencia y la vida nos han enseñado a dominar el bonito arte de ver cómo nuestras emociones y cuerpo se transforman por segundos en un pequeño monstruo.

En la política, hay mujeres que han sorteado una vida de abuso, crítica, censura y nulificación por el hecho de ser mujeres. Pero ahí están, lucharon y lo lograron.

Siempre he creído que cuando llegamos a lugares en equidad de los hombres entonces tenemos que comportarnos como humanas responsables, no como personas sensibles a conveniencia.

No es válido decir que nos molesta la crítica cuando nuestro trabajo es de carácter público.

No es válido decir que nos atacan, cuando no respetamos a los de junto.

No es válido utilizar la causa feminista para envolverse en la historia de sólo defender a las mías.

El caso Cuauhtémoc Blanco vino a desnudar a las verdaderas feministas del sistema, a las que sí creen que la defensa de todas es necesaria y válida. Sin importar que no sean de Morena.

Pero también dejó al descubierto a esas políticas de piel sensible cuando se trata de crítica, del cuestionamiento y de la duda sobre sus acciones públicas.

Que quede claro, ellas se pusieron en el foco público como representantes de la ciudadanía, decidieron sumarse a un mundo en donde hay que tener la piel dura, curtida, limpia, pero capaz de resistir la crítica mordaz y el halago servil.

Las mujeres de la Cuarta T se indignan cuando las cuestionas y se lanzan duro contra las otras mujeres. Esas son las de piel sensible a conveniencia.

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Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.