Por Areli Paz
Censura: Freno que pone el poder a la verdad. Es un velo transparente pero que al paso del tiempo nubla la vista de la realidad
Autoritaria: autoritaria con A. Dictadora con A.
Autocensura: A veces necesaria para dar paso a mejores opiniones. Es personal, no es lo más recomendable, pero da oxígeno mental en la jungla de la red violenta.
¡Te callas porque lo digo yo! La frase autoritaria de mamá toma sentido y da escalofrío en la práctica diaria de la vida adulta, mucho más si te dedicas a contar historias, a buscarlas y a tratar de generar una mejor opinión pública.
¿De dónde la aprendieron nuestros padres? De la misma cultura prohibicionista que prefiere frenar antes de entender la realidad de las opiniones y pensamientos distintos.
Hace mucho escribí que la democracia y la verdad estaban en riesgo y no me equivoqué. Lo lamento, me hubiera encantado no acertar en tan desolador panorama.
Lo que empezó como una censura a un spot del gobierno de Estados Unidos criminalizando y discriminando a los migrantes, podría terminar en una verdadera tragedia para México.
Perder la libertad de expresión sería un golpe mortal para una sociedad que por décadas ha luchado para abrir espacios, para escuchar opiniones, para darlas, para creer que es posible convivir con diferencias y construir mejor desde las diferentes perspectivas.
Son 226 páginas de una reforma a la Ley de Telecomunicaciones que van más allá de un spot.
Le regresan el poder de censura a la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Infraestructura y Comunicaciones y dotan de súper poder a la recién creada Agencia Digital de Transformación.
Van por el monitoreo constante, la vigilancia persecutoria de contenidos, la medición de su impacto y la capacidad de poner freno a la verdad.
De aprobarse, el lunes, sí estaremos hablando de otro México. Sí está en riesgo la libertad de expresión. Sí está en riesgo la verdad.
A partir de esa ley, así como está, se faculta a Gobernación para que decida censurar mensajes que no se apeguen a su ley, permite la intervención de la presidenta con A en los contenidos audiovisuales para ser verificados y pasar la navaja editorial.
Permite que la Agencia Digital emita lineamientos de acuerdo a su ética, moral, conocimiento y deseo gubernamental.
Aunque en las letras chiquitas reconocen que sí existe la libertad de expresión, será retórica. La Agencia podrá determinar si el contenido no es apto bajo circunstancias de seguridad nacional, faltos a la verdad (su verdad) y se faculta para el bloqueo temporal de plataformas digitales o sanciones con finalidad de perder una concesión de radio y TV.
El gobierno será juez y parte en el juego de la información, utilizará la figura de protector de las audiencias a elementos a modo, quienes pueden o no validar un contenido.
La presidenta juró y perjuró que ella es fiel creyente de la libertad de expresión, que no existe ninguna intención de censurar, que si la Agencia Digital encuentra algo tendrá que ver con otros motivos como la falta en el pago de impuestos, la sola creencia de que se teme por la seguridad del país o decisiones orilladas por la ideología de la 4T.
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