Por Areli Paz
Envidia: sentimiento efímero que demuestra la pequeñez emocional de quién la experimenta.
Bikini: dos piezas que pueden provocar agobio. Objetos del deseo o la burla.
Cuerpo perfecto: el mío no. ¿ O sí ?
Acéptalo, no tienes el cuerpo perfecto. Nos repite cada foto del Instagram o video que pasa por los millones de mensajes que invaden la red.
Seguramente no soy la única que cuando pasa por ahí se hace alguna vez esa pregunta.
Seguramente todos hemos pasado por la estúpida idea de compararnos.
No soy yo, eso es una condición humana que para bien o para mal se utiliza para valorarnos o creer que lo hacemos desde un punto equivocado.
Pero, ¿qué es el cuerpo perfecto? Los estereotipos nos han delineado que es aquel cuerpo funcionalmente armónico entre su cantidad de grasa, simetría y posibilidad de utilizar un diminuto bikini.
Sí, esa es mi referencia de un cuerpo perfecto.
Una mala referencia entendida desde un lugar en el que nos educan a las mujeres para demostrar lo hermosas que somos o no.
Aquel cuerpo de una mujer que soporta dos diminutas piezas sin sufrimiento.
Aquel cuerpo de mujer que logra caminar soportando las miradas, las críticas, las burlas, los deseos o cuestionamientos cuando no tienes 18 y pasas de los 40.
Aquel cuerpo feliz de soportar su propia piel, sea de la textura, color y dureza que sea.
Y entonces llegué al video viral de la modelo Marissa Dubois, mejor conocida como Riss, sí esa mujer rubia espectacular a la que algunos llaman “ no fit “ y otros hasta se atreven a decir “la modelo gordi buena”.
Riss ha roto con los estereotipos de mujeres esbeltas.
Ella no es de piernas largas y delgadas, y no lo necesita. Lució ese bikini verde con una seguridad que sedujo a todos.
Ojo, no es el bikini, es lo que ella logró con él. Su seguridad, su capacidad de sobreponerse al qué dirán de un mundo feroz en donde todos creemos ser capaces de criticar al de junto.
La llamaron no Fit, porque rompió el molde de lo que conocemos.
La llamaron no Fit, porque sus muslos son más grandes del promedio
La llamaron no Fit, solo por querer halagarla, cuando claramente ella es más Fit que muchas que con dietas extremas y rutinas brutales no logran sentirse tan seguras en su piel.
La mayoría de los comentarios la arroparon aplaudiendo su valor. Otros tantos en su mayoría de mujeres cuestionaban su “ falta “ de ejercicio para estar lo más delgada posible.
En la línea de cada curva de nuestro cuerpo tenemos experiencia, vida y cuidado de lo que somos.
Las mujeres somos muy autodestructivas cuando se trata de vernos al espejo.
Peor aún, cuando nos exponemos a los hombres y mujeres que envidian lo que no son, ahí está el verdadero problema de meterse con los cuerpos ajenos.
Cuando criticas a alguien por su físico, estatura, color de piel o textura lo único que haces es demostrar lo pequeño que te sientes frente al mundo.
Tener un cuerpo perfecto está en la mente y depende para que lo uses y cómo te sientas con lo que logras cada día acompañada de tu piel e imperfecciones.
Entonces hoy mi cuerpo es perfecto, para lo que hago, soy y digo. No sé si aguante un bikini verde como Riss, pero su seguridad en la pasarela mundial arropa a todas las que dudamos frente al espejo, a la crítica o el cuestionamiento barato.
Aplauso Riss, para ella y todas las que deciden quererse como son.
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