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Por Dra. Aribel Contreras Suárez
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Estamos en un momento coyuntural muy sui géneris en el mundo, pero sin duda, en México no es la excepción. Desde meses atrás se calentaron los motores por tomar la ‘autopista sin pagar casetas’ de una reforma en el ámbito judicial. El cuerpo diplomático acreditado en nuestro país fue encendiendo sus intermitentes para ver hacia dónde iban las direccionales de ésta.

 

Esto ha generado que diferentes actores de Estados Unidos y Canadá hayan puesto sus miradas en el interés de transmitir las preocupaciones del sector privado (de sus países) sin intervenir en los asuntos de México. Quiero destacar que estas consternaciones no sólo son de los inversionistas de dichos países sino de muchos más. Es decir, su silencio no significa el aplauso o que sean bien vistas por otros de nuestros principales socios comerciales.

 

Sin embargo, esto ha sacado ronchas en cuanto a las reacciones gubernamentales y otros actores políticos afines al oficialismo ya que sus argumentos se basan en que hubo injerencia. Desde mi perspectiva no hubo intervención por parte de ambos embajadores. Lo que sucedió es que externaron las voces empresariales que ven a la distancia lo que pudiera atentar contra sus intereses en tierra mexicana y/o que pudiera ser violatorio al acuerdo comercial del cual México es parte. De allí la relevancia de los encuentros bilaterales en todo tipo de eventos internacionales rumbo a la revisión del TMEC.

 

Algunos medios nacionales han cubierto de manera superficial la Cumbre del G20. Destacan que al fin la inquilina de Palacio Nacional viajó a un foro multilateral pero sólo resaltan las formas, las fotos y los discursos simples. Pero esto debe ser un tema de análisis más profundo. Por parte de México hubo ausencia en la Cumbre de la APEC (celebrada apenas hace unos días en Perú) por las tensiones entre ambos gobiernos desde hace casi dos años. Sin embargo, hubiera sido una gran oportunidad de demostrar la cordura política y no seguir en el “berrinche político”. Ahora en Brasil cuando asiste el presidente español, Pedro Sánchez, hubiera sido una oportunidad única para limar asperezas, pero tampoco fue así. Es decir, “las maletas están vacías”. La madurez política para tomar las decisiones asertivas y así construir un mejor país es reconocer que desde afuera se ven cosas más certeras.

 

La Cumbre del G20 ‘tomó vuelo’ en medio de grandes tensiones geopolíticas, desacuerdos en los temas de la agenda y polarizaciones entre el Sur y el Norte Global. El epicentro de conversación se enfocó a los siguientes temas:

1️.Hambre

2️.Pobreza

3️.Cooperación

4.Cambio climático

5.Igualdad de género

6.Gobernanza global

7.Desarrollo sostenible

Algunos hechos a destacar son:

• Es la última cumbre del Presidente Biden por lo que la siguiente, en el 2025 en Sudáfrica, difícilmente veo a Trump viajando para este mecanismo de diálogo de alto nivel.

• Putin no fue, aunque el presidente brasileño Lula Da Silva lo invitó hace un año con la advertencia de la orden de arresto de la Corte Penal Internacional.

• Xi Jinping estuvo presente para continuar con sus propios intereses con los miembros del Sur Global.

• Esta fue la tercera cumbre del G20 en América Latina ya que la primera tuvo lugar en el año 2012 en México y seis años más tarde, es decir, en el 2018 fue en Argentina.

• El G20 está conformado por 19 países miembros más la Unión Africana y la Unión Europea lo cual lo hace un espacio potente en cuanto a población, PIB y comercio global, pero a la vez, hay gran diversidad de posturas y opiniones en distintos temas.

 

Los foros multilaterales son un ‘boleto’ que más allá del protocolo, sirven para matizar las diferencias y construir puentes. Aunque sin duda, algunos creen que con sus propuestas románticas justifican su presencia, pero en ocasiones hay más sombras que luces que no permiten ver el trasfondo del ‘equipaje ni la navegación aérea política’. Es decir, puede ser que ‘se llegue tarde’ a la agenda.

 

Cada miembro ‘carga su maleta’ con sus propias preocupaciones y problemáticas. Es difícil que todas las maletas sean del mismo tamaño, color y diseño. Por eso es complejo que las propuestas sin peso y sin contenido real logren convencer para que se tome un viaje colectivo hacia un destino en común. Un “itinerario” de este nivel permite redireccionar la brújula del camino para ‘llegar a tiempo’ y enviar señales de una verdadera gobernanza global.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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