Por Bárbara Anderson
A las 13:14 horas del 19 de septiembre de 2017 en la Alberca Olímpica Francisco Márquez de la Ciudad de México, Naomi Somellera comenzó a sentir que el agua se batía como en el mar. “Vivir un sismo dentro del agua es algo muy desesperante porque se mueve a una velocidad que supera tu peso, no controlas hacia dónde vas, la marea dentro de una alberca es tan poderosa que te golpea de un lado y del otro, es una tormenta en una caja de azulejos de 50 por 21 metros”.
Naomi es una nadadora de talla baja que estaba entrenando para el Campeonato Mundial de Para-Natación, que iba a ser nueve días después justo en esa alberca, justo en la Ciudad de México, justo donde vivió ese terremoto de 7.1grados “Éramos cinco o seis personas en el agua; unos salimos por nuestra cuenta y a otros los sacaron como pudieron. Yo fui la penúltima en salir, la que más tardó fue mi compañera Nely Miranda. Ella usa sillas de ruedas y no tiene fuerza de tronco para desplazarse sola y su auxiliar no la podía sacar tampoco”, me cuenta Naomi. La multi premiada medallista pudo salir de ese tsunami incontrolable cuando un trabajador local la ayudó.