Document

Por Brenda Estefan

En El Salvador, en las elecciones de febrero de este año, Nayib Bukele, conocido como “el dictador más cool del mundo”, obtuvo una reelección que preocupó a quienes defendemos el modelo democrático. Es innegable que durante su mandato hubo violaciones a los derechos humanos, se atropellaron las instituciones democráticas, se cometieron injusticias y se manipularon las instituciones para que se le permitiera la reelección inmediata, que está expresamente prohibida por la Constitución salvadoreña. Sin embargo, también es innegable que su aplastante victoria, con el 61% de los votos, refleja que el líder centroamericano supo entender que lo que más dolía a los salvadoreños era la inseguridad. Durante su mandato, Bukele ha reducido drásticamente el índice de homicidios, pasando de 51 por cada 100,000 habitantes en 2018 a sólo 2.4 en 2022. Los salvadoreños, que hace pocos años no podían ni siquiera caminar en las calles a plena luz del día por miedo a ser víctimas de violencia, hoy viven en uno de los países más seguros del continente. 

No busco justificar a Bukele; quienes creemos en la democracia no podemos defender un modelo autocrático como el de El Salvador, porque consideramos que se pueden lograr resultados tangibles manteniendo respeto por los principios de la democracia liberal. Sin embargo, el ejemplo deja claro que la gente vota por quien entiende qué es lo que más le duele. Habrá quienes argumenten: “No es así, hay personas que solo votan por una dádiva previa a la elección”. Esto solo refuerza el argumento que expongo: la gente que decide su voto por un beneficio inmediato seguramente tiene necesidades más apremiantes que preocuparse por la salud de las instituciones democráticas o la falta de sustento técnico en las decisiones de un gobierno.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.