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Por Brenda Macías

Cuando las mujeres ocupan puestos de alta jerarquía en las empresas, ocurre una transformación significativa y positiva. En lugares donde tienen voz y voto, se incentiva la innovación, la transparencia y la flexibilidad. Además, se observa una mejora en los resultados comerciales, el rendimiento laboral, el desempeño ambiental y social, y la rentabilidad. A pesar de estos beneficios comprobados, México sigue rezagado en comparación con otros países de América Latina y el Caribe en términos de la representación de mujeres en puestos directivos y en consejos de administración.

Edith Ortiz Romero, especialista en Género en la Economía y Técnica Académica del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, ha resaltado esta preocupante brecha en su capítulo "Desarrollo de políticas públicas para asegurar la incorporación y permanencia de las mujeres en los consejos de administración". 

Este texto, escrito en colaboración con Rocío Aguilar Trujillo, consultora en el tema futuro del trabajo y egresada de la Facultad de Economía de la UNAM, es parte del libro Participación de las mujeres en los consejos de administración (2023). 

Esta obra reúne una serie de artículos que exponen la desigualdad de género en el sector empresarial en América Latina y el Caribe, y es el esfuerzo conjunto de seis instituciones académicas: la Universidad Anáhuac, la IBERO Ciudad de México, el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), la Universidad Panamericana, el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) de IPADE Business School y el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El texto académico de Ortiz Romero y Aguilar Trujillo cuestiona la eficacia de la Norma Mexicana NMX-R-025-SC-F1-2002 de Igualdad Laboral y No Discriminación. Según ellas, esta norma es insuficiente para cerrar la brecha de género en el entorno laboral y para promover a las mujeres a puestos de toma de decisiones. 

Por ello, proponen abordar la baja incorporación de mujeres en puestos directivos como un problema de interés público. Plantean que es necesario crear políticas que eliminen los prejuicios sobre la participación femenina en el sector empresarial y que amplíen las redes de contacto para mujeres.

Las políticas públicas diseñadas para enfrentar este problema deben dar seguimiento a los avances y acuerdos realizados y estancados entre el CONAPRED, el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS). 

Estas políticas deben incluir campañas de difusión sobre el futuro del trabajo y el papel crucial de las mujeres en este ámbito, así como la implementación de mejores prácticas corporativas en México. Además, recomiendan analizar las experiencias de países como Argentina, Brasil y Chile, que han avanzado en este tema.

En su revisión exhaustiva de las fuentes, la especialista Edith Ortiz Romero menciona que los empresarios frecuentemente justifican la ausencia de mujeres en los consejos de administración diciendo que no saben dónde encontrar perfiles de liderazgo femenino. Para contrarrestar esta excusa, Ortiz Romero y Aguilar Trujillo enumeran diversas organizaciones donde es posible encontrar a mujeres calificadas para estos roles, como la Red de Consejeras y Expertas México, 50/50 Woman on Boards Mexico, el club de 30% LATAM, Women Corporate Directors, Mujeres en Finanzas e International Women's Forum México.

El avance hacia la igualdad de género en los puestos directivos no es solo una cuestión de justicia social, sino también un imperativo económico. La inclusión de mujeres en altos cargos directivos está vinculada con una mayor rentabilidad y competitividad de las empresas. Este hecho está respaldado por numerosos estudios que demuestran que las empresas con mayor diversidad de género en su liderazgo tienden a ser más innovadoras y exitosas.

México no puede permitirse el lujo de ignorar el potencial de la mitad de su población. Es imprescindible que se implementen políticas efectivas que promuevan la inclusión de mujeres en los altos mandos. Esto no solo beneficiará a las mujeres, sino que también fortalecerá la economía y la sociedad en su conjunto. La incorporación de mujeres en puestos directivos debe ser vista como una prioridad estratégica para el desarrollo sostenible del país.

En conclusión, la participación de mujeres en puestos de alta jerarquía dentro de las empresas es esencial para incentivar la innovación, la transparencia y la flexibilidad, así como para mejorar los resultados comerciales y la rentabilidad. Sin embargo, México aún tiene un largo camino por recorrer para lograr una representación equitativa de género en los consejos de administración. Es hora de que el país tome medidas concretas para cerrar esta brecha y aprovechar los beneficios que trae consigo la igualdad de género en el ámbito empresarial.

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