Document
Por Claudia Pérez Atamoros

El pasado 5 de septiembre las redes se inundaron de RT a un mensaje en el que se solicitaban donadores de sangre y plaquetas para el comentarista de deportes André Marín.

Días más tarde se sabría por otro tweet, ahora de David Faitelson, que su compañero de profesión había sido trasplantado de ambos pulmones y que, aunque su estado seguía -y sigue- siendo delicado, la intervención había sido exitosa.

Con tal pretexto, vale la pena tocar el tema del trasplante.

En México, según la ley, todos somos donadores, aunque en la realidad esto no suceda. Nuestro país se encuentra muy por debajo de la media mundial de trasplante; apenas se alcanza la cifra de 50 por cada millón mientras que en países más conscientes lo hacen a razón de 100 por cada millón.

Donar es cultura. Es la posibilidad de que otro continúe vivo y cumpla metas. Es entender que una vez muerto uno tiene el maravilloso don de dar vida a otros antes de acabar siendo solo ceniza o alimento para gusanos.

 De hecho, en nuestro país existe la figura de “procuradores de vida”, personas que realizan el loable trabajo de convencimiento. Les toca acercarse a los familiares de los fallecidos y platicarles acerca de la donación de órganos y la enorme realidad de poder hacer que otros vivan gracias a los órganos útiles de ese ser querido que ya ha muerto.

La historia del trasplante pulmonar en el mundo no es tan larga. El primer trasplante de un solo pulmón se realizó por primera vez en 1963 en los Estados Unidos y aunque éste logró hacerse, el receptor tuvo poca sobrevida tras la operación. 20 años más tarde, en Toronto, Canadá se consiguió el primer trasplante exitoso de pulmón. El trasplantado sobrevivió durante 8 años.

En México la historia recién comenzó en 1989 cuando los doctores Jaime Villalba, José Morales y Patricio Santillán incursionaron en los trasplantes de pulmón en caninos; y no fue sino hasta 1994 cuando los médicos Miguel Ángel y Heriberto, ambos de apellido González realizaron el primer trasplante de pulmón en humano en la ciudad de Monterrey; de tal manera que la capital del estado de Nuevo León se convirtió en punto de lanza de los trasplantes pulmonares en nuestra nación.

Desde 2003 (pervivió hasta 2017), en el Hospital Universitario de aquella metrópoli se creó el primer programa de trasplantes que llevó a 12 personas a obtener un segundo respiro. Los doctores encargados de esta hazaña médica fueron Luis Gómez Danés, Felipe Elías y Carlos Montero.

Poco tiempo más tarde, nació otro ambicioso programa de trasplante pulmonar allá en Nuevo León. El Hospital de Alta Especialidad Muguerza tiene activo el único servicio de trasplante bipulmonar en México y Latinoamérica.  Ha realizado más de 23 trasplantes exitosos y gracias a la dedicada labor de más de 20 personas que conforman el equipo hospitalario y de especialistas. Este hospital realizó el cuarto trasplante doble de pulmón en el mundo. Y, al parecer, con el de André Marín, sumará un éxito más.

A nivel mundial, hasta 2022, se habían trasplantado 59, 993 pulmones en adultos y 2205 en infantes.

En 2022 la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE), del Hospital de Cardiología número 34 en Monterrey, Nuevo León realizó el primer trasplante pulmonar en el Instituto Mexicano del Seguro Social convirtiéndose así en el primer hospital público en la república mexicana en hacerlo.

A la fecha, en el mundo solo se han sometido a trasplante bipulmonar 7 individuos Nombremos a casos exitosos de trasplantes pulmonares realizados en el extranjero: el del actor Toño Mauri (2020) y el de José Luis Rodríguez El Puma (2017).

¿Sabías que puedes dejar por escrito tu deseo de donar?, díselo a tus familiares.

Si te interesa, te dejo el enlace para que obtengas tu credencial de donador.  

Para donar no hay tanto que pensar. Pienso yo.

audio-thumbnail
🎧 Audiocolumna
0:00
/242.856

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.