Por Claudia Pérez Atamoros
A Yohali Reséndiz (#YohaliTodasContigo) y a cada una de las columnistas de Opinión 51 que en su carácter de comunicadoras han sido víctimas de amenazas y descrédito; y a todas aquellas reporteras que viven en el exilio procurando que su voz no se extinga.
En México, la vida no vale nada. #YaChole #PuraVerdad. La violencia contra las mujeres periodistas se tiñe de misoginia y se adereza con machismo. Se busca demeritar y destruir su trabajo y su persona. Desacreditar su labor a través de dichos, rumores y cuentas falsas. Se trata de insultarlas, amenazarlas, de hacerles sentir en riesgo, de implantar el miedo para que dejen de denunciar, se dediquen a otra cosa o de plano, se exilien. Y si no entienden, sencillamente, las matan.
Desde 1989, Comunicación e Información de la Mujer (Cimac) se abocó a la misión de defender los derechos humanos de las mujeres periodistas en México y, desde entonces y hasta la fecha, ha realizado una labor reconocida y loable. El año que viene, en 2025, Cimac cumplirá veinte años de dar seguimiento puntual a la violencia que afrontan las mujeres periodistas en nuestro país.
En el año 2012, por vez primera, publicó un interesante documento titulado “Violencia contra mujeres periodistas. México 2010-2011” en el que consigna el éxodo de las reporteras mexicanas del estado de Veracruz hacia otros lares.
Poco tiempo después, produjo otro informe denominado “Impunidad. Violencia contra mujeres periodistas. Análisis legal 2012-2013” en el que se aborda el tema de Lydia Cacho y Ana Lilia Pérez, exiliadas, la primera en España, la segunda en Alemania por algunos años.
Más tarde, “El poder del cacicazgo: Violencia contra mujeres periodistas 2014-2015” reveló que “el 1.5% de las periodistas que fueron violentadas en ese periodo se vieron obligadas a cambiar de domicilio, lo que les provocó crisis económicas, emocionales y de identidad.”
La publicación de Cimac “Herencia de un sexenio: Simulación y desplazamiento. Violencia contra mujeres periodistas 2012-2018”, registró 7 casos de compañeras periodistas desplazadas y no alcanzaron a incluir tres más.
En 2022, tras una década de intenso registro y estudio, publicaron “Dejar Todo”. Profundo análisis sobre los efectos del desplazamineto forzado interno en la vida de las mujeres periodistas, “articulando en el análisis la perspectiva feminista de género y el paradigma de los derechos humanos de las mujeres: a una vida libre de violencia, a la libertad de expresión y a la protección integral ante un desplazamiento forzado.”
Por allá a finales de los 80´s, Manú Dornbierer (columna Satiricosas), periodista, tuvo que exiliarse en los Estados Unidos de Norteamérica, el poder la perseguía. En 1980, Alaíde Foppa, fundadora de la revista FEM en México, fue desaparecida en Guatemala (por cierto el 3 de diciembre el gobierno de Guatemala pedirá disculpas a los descendientes por su asesinato). En 2023, Vania Pigeonutt de Guerrero tuvo que exiliarse en Alemania y aunque no abandonó el periodismo, hoy no vive de este. Ella procuró la unión entre reporteras de los estados y creó la página mataranadie.com y la asociación Compañeras en Guardia, ¿de qué sirve?...
Rosa Isela Pérez Torres, Cynthia Valdez, Verónica Basurto, Stephanie Cardoso, Lydia Cacho, Anabel Hernández… viven en el exilio, pero representan a muchas más desplazadas de su estado y/o que viven en el extranjero.
Azucena Uresti, todos vimos el video amenazante; a Sandra Romandía por sus trabajos sobre el narco; ahora a Yohali Reséndiz, otra vez. ¿Cuántas más?
Según nota de La Jornada de septiembre de 2023, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión, indicó que entre el 20 y 25 por ciento de las denuncias que recibe dicha fiscalía, son de mujeres periodistas, de ellas, el 65 por ciento corresponde a delitos de amenazas.
Pero de las amenazas al feminicidio ¿cómo se vive? ¿Se espera uno a ver qué sucede? ¿O cómo?
Porque luego resulta que el perro no nomás ladra y sí mata…
Mujeres periodistas asesinadas en México en un lapso de 18 años, de 2005 a 2022, según los registros de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Cimac y notas periodísticas. Las nombro para que no se olviden.
Sheila Joana Garcia y Yesenia Mollinedo, 2022; Lourdes Maldonado, 2022; María Elena Ferral, 2020; Norma Sarabia, 2019; Pamela Montenegro, 2018; María del Sol Cruz Jarquín, 2018; Alicia Díaz González, 2018; Jazmín Martínez, 2018; Miroslava Breach, 2017; Anabel Flores, 2016; Zamira Esther Bautista, 2016; Indira Rascón García, 2015; María del Rosario Fuentes Rubio, 2014; Marlén Valdez, 2014; Regina Martínez López, 2012; Elizabeth Macías Castro, 2011; Yolanda Ordaz de la Cruz, 2011; Ana María Marcela Yarce Viveros y Rocío González Trápaga, 2011.
Selene Hernández León, 2010; Isabella Cordero Martínez, 2010; María Elvira Hernández Galeana, 2010; Felícitas Martínez Sánchez, 2008; Teresa Bautista Merino, 2008; Flor Vásquez López, 2007; y Dolores García Escamilla, 2005.
Por ser mujeres y para colmo, periodistas, todas ellas, muertas.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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