Por Claudia Pérez Atamoros
EN GUERRERO NO HAY DESAPARECIDOS: TODOS ESTÁN MUERTOS
Rubén Figueroa, Gobernador Constitucional del Estado de Guerrero, 1975-1981.
En estas fechas que se prestan para la nostálgica memoria nada como recordar a aquél México que se nos fue…
Hubo –¿hubo?- una época de auténtico terror y horror en México y particularmente, en el Estado de Guerrero.
Allá en la década de los 70, Lucio Cabañas, egresado de la Escuela Rural de Ayotzinapa (¿les suena?) formó en la sierra de Atoyac el grupo armado Partido de los Pobres en defensa de los derechos del campesinado guerrerense explotados por los caciques, políticos y narco-delincuentes de la región.
En 1972 Rubén Figueroa era el rey Midas del transporte en el Estado, amigo personal de Echeverría y senador por Guerrero. Bravucón como pocos y aspirante a gobernador, presumía al más puro estilo de Gastón N. Santos (otro político retador) que él “los tenía muy bien puestos” y que, de ganar la candidatura, acabaría con la guerrilla. Es más, le dirigió un mensaje directo a Lucio Cabañas. Negó que fuera un guerrillero, lo llamó delincuente y lo retó a que lo secuestraran: “yo creo que los camioneros podrían pagar un buen rescate por mí”.
Lucio no respondió pero “se la guardó”. Para 1974, Figueroa Figueroa logró la candidatura y como acto de buena fe y en busca de la pacificación en el estado (¡!) declaró a la prensa que estaba dispuesto a reunirse con Cabañas y ofrecerle deponer las armas para acogerse al juego político de Guerrero. La realidad, dicen, era otra. Tras bambalinas el hombre todopoderoso, había dicho “off the record” que “él se encargaría de llevarlo de la oreja a la convención del PRI en la que lo investiráncomo el candidato oficial.
Así las cosas, Lucio Cabañas accedió a entrevistarse con Ruben Figueroa y de paso, sin que éste supiese, aceptó el reto lanzado dos años antes y procedió a secuestrarlo. Se lo jaló tierra adentro tras la cita del 30 de mayo de aquel año. Aquello de que cae más rápido un hablador que un cojo pasó a convertirse en un hecho innegable.
Desgraciadamente, el poder del Estado se dejó caer en toda la sierra guerrerense en busca no solo del candidato a gobernador sino del amigo personal e incondicional del presidente Luis Echeverría quien ya tenía bastante con la Liga 23 de septiembre.
Entre las condiciones para liberarlo estaba que los militares abandonaran la zona y el pago de 50 millones de pesos. Cabañas anduvo a salto de mata cargando al gobernador durante poco más de 3 meses hasta que el 8 de septiembre un agresivo operativo logró la liberación de Rubén Figueroa. Lucio Cabañas y su gente, lograron huir pero la persecución se volvió implacable. La orden militar era clara: “eliminarlos, destruirlos, aniquilarlos, a Lucio el guerrillero y su gavilla de gatilleros”.
La cacería concluyó con el asesinato de Lucio Cabañas el 2 de diciembre de 1974 y permitió la continuidad de la “guerra sucia en la región”. Por demás sabida y documentada, como los cuerpos arrojados al mar desde helicópteros…
Aquella frase suena y resuena.
EN GUERRERO NO HAY DESAPARECIDOS: TODOS ESTÁN MUERTOS
Rubén Figueroa, Gobernador Constitucional del Estado de Guerrero, 1975-1981.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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