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Por Claudia Pérez Atamoros
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¡Feliz cumpleaños Margo Glantz!

95 son dos “golpes” de teclas, pero representan un largo camino de vida lleno de peripecias e inteligencia a rabiar.

 

No quiero homenajes ha dicho Margo Glantz una y otra vez desde hace al menos una década a quienes la entrevistan. Y sin embargo, el domingo pasado, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, se le rindió uno con motivo de su natalicio. La actriz Luisa Huertas leyó textos varios de la autora.

 

Desde ayer lunes el INBA también, vía FB, está llevando a cabo el ciclo Los y las jóvenes leen a Margo Glantz y concluirá el jueves 30.

 

Hoy, martes, Margo Glantz participará en una charla virtual a través de la página de la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, a las 17 horas,  en la que recorrerá los caminos del erotismo, la migración y la memoria.

 

Margo Glantz, integrante de Opinión 51,  nació  un martes 28 de enero de 1930 en la Ciudad de México. 

Para generaciones enteras de mujeres profesionistas, Margo Glantz ha sido un ejemplo a seguir. La reconocemos como protagonista de nuestra historia, la de las mujeres que buscan otros caminos y conquistan horizontes. Ella picó piedra, tejió redes, apisonó suelos y con su inteligencia y sagacidad fundamentó un universo femenino que nos ha permitido andar a tropezones pero andar por caminos más firmes.

 

El quehacer profesional de Margo Glantz es amplísimo e impecable. “He diversificado mi trabajo, desde la literatura mexicana y latinoamericana, hasta las crónicas de la Conquista, del siglo XIX, de la Colonia y los textos de sor Juana Inés de la Cruz. El erotismo también ha sido un tema importante en mi obra, porque en él se encuentra la clave del entendimiento humano, la manera de actuar, de relacionarse, de comprenderse uno mismo”.

 

Con casi 75K seguidores en X (tuiter pa´las tuiteras), Margo Glantz se mantiene activa, con plena lucidez mental y precisa palabra.

 

Vivió intensamente el 68 según lo cuenta en el tercer volumen de mujeres mexicanas del siglo XX (sic), La otra revolución. “Lo viví intensamente, preocupada y violentada por las medidas gubernamentales. Fue una época bohemia. Asistí a todos los mítines; recuerdo algunos espeluznantes en el Zócalo donde estuvimos rodeados de tanques. Afortunadamente no llegué a Tlatelolco; podría haber muerto. Creo que fui a bailar esa noche, excusa culpígena; me hubiera gustado participar.”

 

En su ensayo Letras que pasan por el cuerpo, Margo dice que estudió varias carreras pero que solo se recibió de Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM, que desde siempre le gustó el mundo artístico y cultural.

 

Se casó a los 20 años por vez primera y de ese matrimonio nació su hija Alina (fotógrafa reconocida) con quien en 2012 publicó el libro Coronada de Moscas, periodismo de viajes, inmersión real y total de sus visitas a la India fotografiadas por su primogénita. 

 

Ostenta el doctorado en letras hispánicas por La Sorbona  de París, Francia,en donde vivió cinco años y respiró el mismo aire de Simone de Beauvoir y vivió la etapa del existencialismo. A su regreso a México en 1958, se convirtió en maestra en la preparatoria cuatro.

 

Por aquella época su padre montó el restaurante El Carmel que fue centro de reunión de artistas e intelectuales de  entonces, lo que le permitió mantenerse en contacto con el quehacer cultural más importante del país.

 

En 1961, se fue a Cuba junto con su aún marido, dejando a Alina al cuidado de sus padres. Le tocó la invasión de Bahía de Cochinos y ver a Fidel y al Che. Un viaje corto se convirtió en un tiempo de angustia y presión por mes y medio hasta que finalmente pudieron regresar a México.

 

No mucho tiempo después,  Margo se divorció. Regresó a dar clases. Se reencontró con su amigo de infancia Héctor Azar quien la invitó al Centro Universitario de Teatro y de 1962 al 64 impartió cátedra. 

 

Mujer de mundo. Margo había viajado y empapado de la cultura europea. Adicta al teatro y conocedora de esa disciplina,  comenzó su aventura periodística al colaborar para diferentes medios con críticas y reseñas de teatro siendo la revista Siempre! (sic) la principal.

 

Margo Glantz es una viajera incansable, una notable académica, escritora top, profesora ejemplar y periodista entre muchos talentos más.

Ha fundado revistas (Punto de Partida), dirigido institutos, trabajado en el gobierno, implementado un montón de proyectos y cursos… incansable y generosa.

 

En 1971 escribió el prólogo del libro Onda y escritura y causó enojo -por decir lo menos-  entre aquellos jóvenes escritores por bautizar su corriente como “literatura de la onda”. Aún escucho la voz del maestro en la Sogem, el escritor  Gerardo de la Torre, renegando y contando anécdotas al respecto en las que, obviamente, aludía a su cuñado, otro escritor de la onda, José Agustín. Nunca les gustó ni aceptaron ese término. Lo detestaron.

 

Más tarde, Margo volvería a casarse. Dejó las clases en la UNAM y el Instituto y se fue a vivir a Estados Unidos en donde nació su segunda hija, Renata, hoy restauradora.

 

En 1974 regresó a México y retornó a la facultad de la universidad y comenzó a publicar con regularidad sobre literatura mexicana y latinoamericana. Se divorció de nuevo. En 1977 se inició en la novela de ficción. Margo Glantz posee una memoria y una pluma fragmentaria que reconoce y no permite que se le diga pionera de esa escritura y suele mencionar a Nelly Campobello como antecesora.

 

La escritura de Margo ha sido catalogada dentro de la literatura del boom. Sus textos son precisos, reflexivos y críticos. Abundantes. De diverso tipo. Desde el primero al que ella en alguna ocasión catalogó como fracaso editorial, Las mil y una calorías, novela dietética pasando por  Doscientas ballenas azules, Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador y tantas y tantas más, que suman más de 40.

 

En el periódico Uno más uno, publicó en capítulos Las genealogías. A finales de 1981 apareció en forma de  libro de memorias, autobiográfica,  que se convirtió en un éxito. 

“Y todo es mío y no lo es y parezco judía y no lo parezco y por eso escribo -éstas- mis genealogías”.

 

Apariciones, su novela mística-erótica donde las miradas hablan incluso las del lector voyerista. Los amantes, la hija, las monjas…

 

La han publicado infinidad de medios, entrevistado otro tanto y ella, vigente siempre. Los premios recibidos no son tantos como su obra merece.

 

En 1996 entró a La Academia Mexicana de la Lengua convirtiéndose apenas en la segunda mujer en hacerlo tras Margit Frenk en 1993. Fundada en 1975 tuvieron que pasar 18 años para voltear a ver a las mujeres y 21 años para la inclusión de Margo.

 

La vida personal de Margo ha alimentado de manera profunda su obra; su pluma se ha deslizado por infinidad de cuartillas; publicado libros que son referencia obligada; investigaciones contundentes; y ha dedicado su vida a compartir sus experiencias y conocimientos con los jóvenes de quienes —reconoce- ella también, de manera vital se ha nutrido de ellos.

 

Gracias Margo Glantz por tu obra y tu existencia. Por poner tu pluma al servicio de tu inteligencia, de tu experiencia y de la excelsa memoria. Por tu presencia feminista sin radicalismos, por pavimentar el camino para que más mujeres accedan al campo minado de la literatura en manos masculinas.

 

¡Qué gran siglo el que te vio nacer y que privilegio gozar de tu sapiencia en este primer cuarto del siglo XXI!

 

Alguna vez declaró  que ya se sentía como una  “una pieza arqueológica”. Usted es  la piedra fundacional para sus lectores, alumnos y seguidores. Une las almas de unos y otros a través de su pluma que se desliza plena y magistralmente.  Amén. 

 

 *Claudia Pérez Atamoros, reportera, libretista y copywriter. 

Hoy, investiga, escribe y cuenta.

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@perezata

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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