Por Claudia Pérez Atamoros
Nomás un siglo separa a México de los países más activos en la adecuada gestión de la basura.
Ni barriéndose va a llegar a la Agenda 2030; no al menos si sigue ciego e indiferente ante el problema real de contaminación que el mal manejo de esta marabunta provoca.
Según el propio gobierno, en territorio nacional laboran más de un millón de trabajadores de limpia cuyo trabajo está poco más que infra valorado. Son mujeres y hombres que a diario barren las calles, recogen los desperdicios domésticos, y se exponen a un sinfín de accidentes y enfermedades.
En términos generales no se tiene la conciencia de desechar correctamente la basura que puede dañarlos, como vidrios o pañuelos desechables contaminados por influenza o covid por mencionar los más comunes. Durante la pandemia por Sars-cov 2, los desechos de tipo biológico-infecciosos aumentaron un 300 por ciento, por ejemplo, con el altísimo riesgo que esto significó para ellos. No existen estadísticas oficiales acerca de cuántos trabajadores de limpia y pepenadores fallecieron a causa de la enfermedad. Sin embargo, La Jornada publicó un reportaje, el 5 de junio de 2020, en el cual Hugo Alonso Ortiz, secretario general de la sección 1, Transporte y Limpia, del Sindicato Único de trabajadores del Gobierno de la CDMX, aseguró que 94 trabajadores de limpia habían fallecido por síntomas relacionados al covid.