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Por Claudia Pérez Atamoros

“Desearía muy de veras

que todas las entrevistas de prensa

fueran de calidad y altura de las que hacen

las que yo me atrevería a llamar ya

mis queridas amigas del Grupo

´20 mujeres y un hombre´”

Alfondo García Robles, 1976

Veinte mujeres y un hombre…

Esta vez Echeverría y ¿manita de puerco?

III - Mayo del 68.

¿De qué se trata? fue la pregunta que Luis Echeverría Álvarez, entonces Secretario de Gobernación, le hizo a Hylda Pino cuando ésta le solicitó una entrevista. El Grupo no tenía ni un año de haberse formado pero, desde el principio, le tiró a lo grande. Ella explicó el motivo del grupo y el interés en entrevistarlo.

Pienso yo, que ya el olfato periodístico de tantas estaba tan desarrollado que, de alguna manera,  intuía  que él era el tapado.

Puso dos condiciones:

1.- Conversar con todas, sin entrevista de prensa.

2.- Qué él pagaría el desayuno.

Aquí sí ya se puso difícil el asunto porque si ya aceptamos sin entrevista, no era justa esta segunda condición, se lo hice saber.

Yo creo que al ver mi aflicción me dijo “está bien desayunaré con ustedes el jueves 9 de mayo”.

Llegó puntual a la cita en la sede del Sheraton Reforma. 8:30. Fue el sexto hombre que aceptó reunirse con Las Veinte.

El desayuno se desarrolló en armonía, hablaron de cultura, pintura, etc.  y le sirvió al Grupo para crear lazos importantes con quien finalmente sería el Presidente de México. Lo entrevistaron en 6 ocasiones más. Una como candidato y cinco como

Presidente.

Nos entrevistó a cada una de nosotras,  escribió Pino Desandoval y nos preguntó si éramos madres: algunas dijimos que sí y a las otras les sugirió serlo pronto”.

“Al término del desayuno me dirigí con el encargado, el señor Zapata,  para liquidar la cuenta y él me dijo que ya había sido liquidada. Exigí que se le devolviera de inmediato el dinero al Secretario de Gobernación a lo que me respondió : “será la primera y única vez que hagamos esto, prometo que no se repetirá. ¿Cómo cree usted que yo vaya a devolverle el dinero al futuro Presidente de México?” –¡Zas! No supe qué contestar.

Las Veinte consignan cada entrevista,  nada del 68 ni del “halconazo”. Durante su sexenio, los desayunos se trasladaron a los Pinos.

Una fuente que prefiere quedar en el anonimato me comentó que “se alinearon”, que Echeverría al pagar aquel primer desayuno, marcó territorio y ya para los otros seis, él dirigió la orquesta. Que la prueba está en los diarios y reseñas de la época que publicaron los encuentros de Las Veinte.

Eran los tiempos en que estaba la prensa con el Presidente o se atenían a las consecuencias. Tengo delante de mí las palabras que le dirige Hylda Pino Desandoval a Echeverría durante su encuentro en 1974 en que termina su discurso con un “Con usted señor Presidente. ¡Arriba y adelante!

En ese desayuno el presidente Echeverría expuso su plan de reestructuración de economía (y al tiempo, me resulta tan familiar…):

1.- Elevación del salario para recuperar el poder de compra perdido.

2.- Control de precios de alimentos.

3.- Un severo ajuste en el gasto público y al mismo tiempo, un aumento de créditos al campo.

–¿Y en qué consiste la austeridad del gasto público?

—La austeridad consistirá en vigilar que cada peso gastado se traduzca en beneficio y en un mayor control de gastos superfluos. Algunos grupos patronales quieren libertad para la especulación desmedida pero no se va a poder. La crisis económica viene de fuera pero se refleja en el país. La Reforma Fiscal es necesaria para que el Estado sea un mejor distribuidor de la riqueza social y haya mejores comunicaciones.

Otra fuente también me hizo partícipe de una “anécdota” que yo ya había escuchado de varias mujeres periodistas que padecieron el hecho (a las que quise y admiro aún, de quienes prefiero guardarme sus nombres por respeto a su memoria y a que nunca pensé que me tocaría escribir sobre ello).

Resulta que en la época echeverrista, la mexicanidad brotaba por el verbo de la pareja presidencial. Así, un 15 de septiembre tras la acostumbrada cena de gala, Doña María Esther, “la compañera”, pasó charola entre los invitados especiales (obviamente, se encontraban Las Veinte, (¿cuántas de ellas?, al menos la mitad) bien emperifolladas, con sus mejores joyas para estar a la altura de las esposas de secretarios y demás alcurnia política) y les solicitó que se desprendieran de aquellas riquezas, que el pueblo de México se los agradecería…

@perezata

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