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Por Claudia Pérez Atamoros

“...porque estás veinte mujeres

trabajan para lo colectividad,

con un plan optimista;

indagan lo principal

y plasman en sus escritos

el valioso decir contemporáneo

y el hacer histórico”.

Griselda Álvarez 1986

Primera Gobernadora en México

Fue una travesía larga, un andar y desandar laberintos de información y desinformación, de pistas falsas, de muchos “no me acuerdo”, de otros “a quién le importa”, de algunos correos ignorados, de esperas y desesperanzas.

Pura terquedad. Y el reloj tic tac, tic tac.

De entrevistas que nunca llegaron. De muertes y vejez, de olvido.

En 2005 murió Hylda Pino Desandoval, periodista ecuatoriana radicada en nuestro país y fundadora de la asociación que tanto barullo causó durante veintidós años en el mundo político, cultural, científico y periodístico: el Grupo Veinte mujeres y un hombre.

En la hemeroteca pueden encontrarse las páginas de sociales y primeras planas que durante 22 años, publicaron las notas realizadas por este conjunto de mujeres, pero de la historia propia del Grupo, nada.

Unas fotos aquí y allá en el internet; y, absolutamente, más.

Recurrí incluso a la admirada periodista, maestra e investigadora Elvira Hernández Carballido, quien ha dedicado su vida a recuperar la historia del periodismo femenino en México. Lo mismo, nada.

Un día se hizo la luz.

De manera causal y casual, me encontré con el nombre de Yolanda Cabello, una de las cofundadoras e integrante del grupo. Egresada de la mítica Universidad Femenina de México en donde estudió la carrera de periodismo.

Llegó por primera vez a la redacción de El Universal en la década de los 50s y desde ahí se construyó un nombre y una carrera que el Gran Diario de México le ha reconocido siempre. Fue la titular de la sección de sociales por más de 40 años, y trabajó para su casa editorial 50, de 1952 a 2002.

A sus casi casi 90 (el próximo 24 de junio los cumple), vivita y coleando, con la mente lúcida; con mucho material y con una gran generosidad y disposición,  compartió la historia documental  del Grupo y su propia visión del mismo. Con ello, abonó a que no se pierda otra de las grandes historias del periodismo femenino en México y quizá el antecedente más directo y actual de lo que hoy es Opinión 51, al conjuntar a las plumas más poderosas de México.

El Grupo Veinte mujeres y un hombre nace el 4 de octubre de 1967. Hylda Pino, inquieta y audaz, platicó y convenció –en un santiamén– a un numeroso grupo  de ellas (en realidad eran muchas más que 20) de que “compañeras, la unión hace la fuerza, vamos a trabajar en equipo para alcanzar al hombre noticia y ampliar nuestro espectro con nuestras entrevistas”.

Para ella no importaba que fueran más de 20 y no todas reporteras pues lo que perseguía con el nombre era que “sonara más eufónico y periodístico” y que, cada una, desde sus trincheras visibilizaran el trabajo de las mujeres en el diarismo nacional, pero, sobre todo, demostrar que inteligencia y talento (y mucha belleza) existían y acallar las voces de quienes ninguneaban o negaban el valor del trabajo de las mujeres periodistas.

La historia consigna que Hylda aceptó el reto de Francisco Galindo Ochoa, entonces director de información y prensa del presidente Gustavo Díaz Ordaz quien le espetó “te apuesto a que no hay ni 10 buenas mujeres periodistas en este país…”.

Hylda inquieta y respondona le contestó “no solo hay 10 sino 20, 30, 50, ¡¿qué sé yo?!”.

Si me reúnes a las 20, dijo el político en sorna, desayuno con ustedes.

Ni tarda ni perezosa Hylda Pino Desandoval le tomó la palabra reuniendo no solo a 20 sino en esa primera ocasión a 27 periodistas, la mitad de la prensa extranjera y la mitad de medios reconocidos nacionales. La fecha fue el 4 de octubre de 1967 el día en que Francisco Galindo Ochoa celebraba su cumpleaños.

A partir de ahí se inició la lucha tenaz y oportuna de todas las mujeres reunidas y unidas para lograr que los hombres de la política, de la cultura, de la ciencia, de este país y extranjeros que visitaran nuestro territorio, cedieran tiempo de sus agendas para la entrevista grupal pero… individual.

El grupo se deshizo en mayo de 1989. Durante los casi 22 años que existió se entrevistó a 901 personajes. Su sede fue, casi siempre, el Hotel Sheraton Reforma. Nunca un entrevistado pagó un centavo. Cada reportera pagaba su propio desayuno y la parte proporcional del invitado. Cada una tenía derecho a realizar una pregunta pero debían tener preparadas varias por aquello de que “otra compañera te la gane”.

Cada cual escribía con su estilo y publicaba en su medio. Unas en primera plana, otras en cultura o sociales. Unas editorializaban, otras hacían notas de color. Cada una buscaba su ángulo, su propia historia a contar tras la entrevista.

Hylda solía decirles antes de cada encuentro: “sonrían niñitas, sonrían, si ustedes sonríen la maldad no las alcanza o al menos no se les nota”. Muchas veces describió de manera pública y en privado, a sus compañeras como “a ratos,  de blancas palomitas se convierten en negras fierecillas”.

Palomas blancas o ennegrecidas fieras, unas se fueron, otras llegaron; unas nunca quisieron pertenecer, a otras jamás las invitaron; algunas murieron… Pero todas esas mujeres periodistas de los 60, 70 y 80 abrieron camino y escribieron sus visiones de mil y un maneras, todas, reconocidas y que hoy forman parte de la historia del quehacer periodístico nacional.

Cada uno de los nombres dan para mucho. Los de ellas y  de los entrevistados. Y sus publicaciones, ni se diga. No caben en este breve espacio, ni tampoco toda la historia que da para más y más y mucho más. Historias que he de escribir a detalle.

P.D. “Para otra vez que me inviten yo ya voy desayunado”.

Cantinflas, 1973.
@perezata

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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