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Por Consuelo Sáizar de la Fuente
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Hace un par de años, Isabel Allende apuntaba que “el siglo XXI ha visto aparecer el gran fenómeno cultural de la literatura femenina”. Indiscutiblemente cierto en el caso del idioma español. El siglo pasado, ninguno de dos de los grandes movimientos literarios en nuestro idioma -el boom y el crack- tuvieron una escritora entre susintegrantes, aunque es preciso señalar que quien contribuye a fijar el canon del boomlatinoamericano es el argentino Luis Harss en su libro Los nuestros, en el que no incluyó a ninguna escritora; también es cierto que en el caso del crack -aunque en su manifiesto solo aparecen nombres de escritores-, de manera recurrente se ha vinculado a Cristina Rivera-Garza como uno de sus miembros.

En Monterrey habita un grupo de mujeres escritoras que comparten un mundo

de letras y de sueños, que han desafiado la costumbre imperante -no escrita- hasta el siglo pasado de que ‘para publicar en nuestro país había que vivir en la Ciudad de México’, que tomaron la decisión de escribir y publicar desde el sitio que las vio nacer; y que, además, se han propuesto hacerse cargo de contar literariamente la historia -muy poco explorada- de la región noreste del país.

Al igual que el boom literario latinoamericano -integrado por el argentino Julio

Cortázar, el mexicano Carlos Fuentes, el colombiano Gabriel García Márquez y el

peruano Mario Vargas Llosa, que surgió en la década de los años sesenta del siglo

pasado-, son cuatro sus integrantes: Mónica Castellanos, Sofía Segovia, María de Alva y Gabriela Riveros Elizondo. A diferencia de ellos -originarios de distintos países-, las cuatro nacieron y se formaron en Monterrey. En esa su ciudad, empezaron a escribir y han construido una obra literaria que es considerada parte del llamado movimiento de la literatura del norte, cada vez más apreciada y leída en todas las latitudes, y cuyos representantes más notables son la misma Cristina Rivera-Garza, Élmer Mendoza, David Toscana, Julián Herbert, Luis Jorge Boone, Luis Humberto Crosthwaite y Eduardo Antonio Parra, entre muchos otros.

A diferencia del crack literario surgido a finales del siglo xx (Jorge Volpi, Pedro

Ángel Palau, Ignacio Padilla, Eloy Urroz, Vicente Herrasti y Ricardo Chávez

Castañeda), las mujeres escritoras de Monterrey no se dieron a conocer bajo un manifiesto, no se han asumido como grupo, no hay un nombre que las denomine, pero tienen la coincidencia de que aparecen juntas con gran frecuencia presentando sus libros, dialogando sobre literatura e historia, compartiendo espacios y proyectos

Y cuando hablo de las cuatro narradoras que han renovado el lenguaje, que se han

apropiado del paisaje como escenario, y que han hecho de la revisión histórica una de sus señas de identidad, pienso en Mónica Castellanos, Sofía Segovia, María de Alva y Gabriela Riveros Elizondo -a quienes cito por orden cronológico de nacimiento.

Mónica Castellanos, quien ha publicado cuatro obras (El drama de los anhelos,

Aquellas horas que nos robaron, Canasta de comadres y Carbón rojo) y obtenido el

premio Antonio García Cubas 2019 en la categoría de novela histórica por el segundo de sus títulos, Aquellas horas que nos robaron, donde rinde un homenaje al diplomático mexicano Gilberto Bosques. En Carbón rojo narra la explosión de la mina de carbón de Pasta de Conchos, en Coahuila, y la tragedia de los 65 mineros que quedaron atrapados allí, aquel infausto 19 de febrero de 2006.

Sofía Segovia es la autora de la novela en español que -probablemente- más

libros ha vendido en los primeros cinco lustros del siglo XXI: El murmullo de las abejas, traducido a más de veinte idiomas, y que ha sido considerado por varios críticos literarios como El agua para chocolate de este siglo. Ha publicado, además, Noches de Huracán y Peregrinos, que han sido recibidos con gran interés por sus editores quienes de inmediato se dieron a la tarea de gestionar traducciones a otros idiomas, y por una legión de lectores cada vez más numerosa en todos los países donde se ha editado.

Recientemente publicó De lector a escritor: El manual para contar historias efectivas e inolvidables María de Alva ha publicado Lo que guarda el río, Un corazón extraviado y, recientemente, Todo lo que no sabemos. El primer título es un relato ubicado en Monterrey, un descarnado espejo que refleja la violencia tanto del narcotráfico como de los desastres naturales en el noreste del país; el segundo tiene como protagonista a Pedro Garfias, poeta español perteneciente a la Generación del 27 que llega a Monterrey a vivir y que termina sus días trabajando en una librería local; y en el tercero de sus títulos narra una historia enmarcada por la violencia desatada por la guerrilla dela Liga 23 de septiembre en el México de la década de los setenta. Gabriela Riveros Elizondo ha escrito poesía, cuento, ensayo, novela y literatura infantil. Ha publicado cerca de nueve libros de novela, cuento, poesía y literatura infantil. Autora de Destierros, en donde toca el tema de los rarámuris, la violencia, los desaparecidos, los migrantes, marginados siempre de la historia oficial.

En 2022 publicó Olvidarás el fuego que narra la historia silenciada del éxodo sefardi de España y Portugal, obligados a la conversión a su arribo en la Nueva España; esta novela tuvo una exitosa adaptación teatral por Hernán Galindo.

Las cuatro escritoras son contemporáneas de la respetadísima poeta y

traductora de Chihuahua radicada en Nuevo León, Jeannette Clariond, quien es

también la fundadora de “Vaso Roto”, una de las más exquisitas y prestigiadas

editoriales de poesía y ensayo de la patria de la ñ. Encuentro, por otro lado, una

cercanía de las cuatro con Gabriela Cantú Westendarp, poeta y artista visual, quien ha obtenido, entre varios otros galardones, el Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa 2024 y el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 2012.

Mónica, Sofía y Gabriela aparecen como integrantes de un grupo literario

llamado “Las hijas de la pandemia”, que surgió -como lo ha formulado la escritora Ethel Krauze- durante el aislamiento de la pandemia del 2020, “convocadas por la literatura y la sororidad, y como un homenaje a las mexicanas que abrieron el camino a las nuevas generaciones de escritoras”. Encontramos, además de Ethel Krauze, Sofía Segovia y Gabriela Riveros Elizondo, a las narradoras Ligia Urroz, Claudia Marcucetti, Sophie Goldberg, Mónica Hernández, Cristina Liceaga, Mónica Salmón, Victoria Dana, Rayo Guzmán, Tamara Trottner, Paulina Vieitez, Isabel Revuelta Poo, Silvia Cherem, Olga González, Verónica de Llaca, Maura Gómez McGregor, Nadia Jiménez y Valentina Trava.

Por otro lado, recientemente, Liliana Melo de Sada -una de las más admirables y destacadas mujeres de promoción cultural de Nuevo León- convocó a Mónica, Sofía, María y Gabriela a participar en un proyecto literario que se propone rescatar las historia de mujeres del México antiguo, y en el que participan varias escritoras regiomontanas más: la propia Gabriela Cantú Westendarp, Blanca López de Mariscal, Denise Carpintero y Clementina Battcok. Ese trabajo ha sido publicado bajo el título Mujeres célebres del México antiguo y publicado por el Paseo de la Mujer Mexicano. El boom. El crack. Fenómenos sonoros, estentóreos, estren duosos, precedidos por un artículo masculino. Integrados por hombres, escritores, intelectuales, hombres depensamiento.

¿Cómo llamar a un grupo de mujeres que viven en la misma ciudad, que han desafiado al centro para seguir radicando allí y lograr publicar en editoriales trasnacionales, que han logrado que sus letras se traduzcan a otros idiomas, que se monten obras de teatro, que se comenten en suplementos de otros países, que las inviten a ferias literarias en todo el mundo, que empiezan a cosechar premios y reconocimientos, que sus lectores busquen con ansiedad sus nuevas publicaciones, que se han propuesto narrar la historia tan poco conocida de su región? ¿Cómo nombrar a un grupo que tiene varios lustros escribiendo, coincidiendo, creando, promoviendo conjuntamente sus obras?

Más allá de si ellas mismas se consideran un grupo, hoy -8 de marzo de 2025, día internacional de la mujer-, me atrevo a proponer un término que las nombre, Filigrana, la filigrana, con artículo en femenino que le precede. La definición para el término es enunciado así por el diccionario de la Real Academia Española:

Filigrana:

1. Obra formada por hilos de oro y plata, unidos y soldados con mucha perfección y

delicadeza.

2. Señal o marca transparente hecha en el papel al tiempo de fabricarlo.

3. Cosa delicada y pulida.

Sí, Filigrana es el término que define con precisión y poesía irrupción a este grupo literario de cuatro mujeres de Monterrey: Mónica Castellanos, Sofía Segovia, María de Alva y Gabriela Riveros Elizondo.

Mónica Castellanos, quien ha publicado cuatro obras (El drama de los anhelos,

Aquellas horas que nos robaron, Canasta de comadres y Carbón rojo) y obtenido el

premio Antonio García Cubas 2019 en la categoría de novela histórica por el segundo de sus títulos, Aquellas horas que nos robaron, donde rinde un homenaje al diplomático mexicano Gilberto Bosques. En Carbón rojo narra la explosión de la mina de carbón de Pasta de Conchos, en Coahuila, y la tragedia de los 65 mineros que quedaron atrapados allí, aquel infausto 19 de febrero de 2006.

Sofía Segovia es la autora de la novela en español que -probablemente- más

libros ha vendido en los primeros cinco lustros del siglo XXI: El murmullo de las abejas, traducido a más de veinte idiomas, y que ha sido considerado por varios críticos literarios como El agua para chocolate de este siglo. Ha publicado, además, Noches de Huracán y Peregrinos, que han sido recibidos con gran interés por sus editores quienes de inmediato se dieron a la tarea de gestionar traducciones a otros idiomas, y por una legión de lectores cada vez más numerosa en todos los países donde se ha editado.

Recientemente publicó De lector a escritor: El manual para contar historias efectivas e inolvidables María de Alva ha publicado Lo que guarda el río, Un corazón extraviado y, recientemente, Todo lo que no sabemos. El primer título es un relato ubicado en Monterrey, un descarnado espejo que refleja la violencia tanto del narcotráfico como delos desastres naturales en el noreste del país; el segundo tiene como protagonista a Pedro Garfias, poeta español perteneciente a la Generación del 27 que llega a Monterrey a vivir y que termina sus días trabajando en una librería local; y en el tercero de sus títulos narra una historia enmarcada por la violencia desatada por la guerrilla de la Liga 23 de septiembre en el México de la década de los setenta.

Gabriela Riveros Elizondo ha escrito poesía, cuento, ensayo, novela y

literatura infantil. Ha publicado cerca de nueve libros de novela, cuento, poesía y

literatura infantil. Autora de Destierros, en donde toca el tema de los rarámuris, la

violencia, los desaparecidos, los migrantes, marginados siempre de la historia oficial.

En 2022 publicó Olvidarás el fuego que narra la historia silenciada del éxodo sefardi de España y Portugal, obligados a la conversión a su arribo en la Nueva España; esta novela tuvo una exitosa adaptación teatral por Hernán Galindo.

Las cuatro escritoras son contemporáneas de la respetadísima poeta y

traductora de Chihuahua radicada en Nuevo León, Jeannette Clariond, quien es

también la fundadora de “Vaso Roto”, una de las más exquisitas y prestigiadas

editoriales de poesía y ensayo de la patria de la ñ. Encuentro, por otro lado, una

cercanía de las cuatro con Gabriela Cantú Westendarp, poeta y artista visual, quien ha obtenido, entre varios otros galardones, el Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa 2024 y el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 2012.

Mónica, Sofía y Gabriela aparecen como integrantes de un grupo literario

llamado “Las hijas de la pandemia”, que surgió -como lo ha formulado la escritora Ethel Krauze- durante el aislamiento de la pandemia del 2020, “convocadas por la literatura y la sororidad, y como un homenaje a las mexicanas que abrieron el camino a las nuevas generaciones de escritoras”. Encontramos, además de Ethel Krauze, Sofía Segovia y Gabriela Riveros Elizondo, a las narradoras Ligia Urroz, Claudia Marcucetti, Sophie Goldberg, Mónica Hernández, Cristina Liceaga, Mónica Salmón, Victoria Dana, Rayo Guzmán, Tamara Trottner, Paulina Vieitez, Isabel Revuelta Poo, Silvia Cherem, Olga González, Verónica de Llaca, Maura Gómez McGregor, Nadia Jiménez y Valentina Trava.

Por otro lado, recientemente, Liliana Melo de Sada -una de las más admirables y destacadas mujeres de promoción cultural de Nuevo León- convocó a Mónica, Sofía, María y Gabriela a participar en un proyecto literario que se propone rescatar las historia de mujeres del México antiguo, y en el que participan varias escritoras regiomontanas más: la propia Gabriela Cantú Westendarp, Blanca López de Mariscal, Denise Carpintero y Clementina Battcok. Ese trabajo ha sido publicado bajo el título Mujeres célebres del México antiguo y publicado por el Paseo de la Mujer Mexicano.

El boom. El crack. Fenómenos sonoros, estentóreos, estrenduosos, precedidos por un artículo masculino. Integrados por hombres, escritores, intelectuales, hombres de pensamiento.

¿Cómo llamar a un grupo de mujeres que viven en la misma ciudad, que han desafiado al centro para seguir radicando allí y lograr publicar en editoriales trasnacionales, que han logrado que sus letras se traduzcan a otros idiomas, que se monten obras de teatro, que se comenten en suplementos de otros países, que las inviten a ferias literarias en todo el mundo, que empiezan a cosechar premios y reconocimientos, que sus lectores busquen con ansiedad sus nuevas publicaciones, que se han propuesto narrar la historia tan poco conocida de su región? ¿Cómo nombrar a un grupo que tiene varios lustros escribiendo, coincidiendo, creando, promoviendo conjuntamente sus obras?

Más allá de si ellas mismas se consideran un grupo, hoy -8 de marzo de 2025,

día internacional de la mujer-, me atrevo a proponer un término que las nombre,

Filigrana, la filigrana, con artículo en femenino que le precede. La definición para el término es enunciado así por el diccionario de la Real Academia Española:

Filigrana:

1. Obra formada por hilos de oro y plata, unidos y soldados con mucha perfección y

delicadeza.

2. Señal o marca transparente hecha en el papel al tiempo de fabricarlo.

3. Cosa delicada y pulida.

Sí, Filigrana es el término que define con precisión y poesía irrupción a este grupoliterario de cuatro mujeres de Monterrey: Mónica Castellanos, Sofía Segovia, María de Alva y Gabriela Riveros Elizondo.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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