Por Cristina Gutierrez
Este lunes 4 de noviembre, Israel notificó oficialmente a las Naciones Unidas la cancelación de su acuerdo con la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina (UNRWA), prohibiendo sus actividades en los territorios palestinos ocupados. La UNRWA fue creada en 1950 por la ONU y presta servicios sociales a millones de refugiados palestinos, muchos de ellos descendientes de los cientos de miles de desplazados que provocó la creación del estado de Israel en 1948.
La UNRWA proporciona educación, asistencia sanitaria y otros servicios básicos a más de cinco millones de refugiados en Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria y Jordania. En Gaza, donde las familias de refugiados representan la mayoría de los 2.2 millones de habitantes, el apoyo que brinda la UNRWA es esencial y básico para la supervivencia de la población. La UNRWA representa la columna vertebral de la asistencia humanitaria que recibe Gaza y de la cual el 80% de la población depende para sobrevivir. El portavoz de la UNRWA, Jonathan Fowler, ha declarado que sin la presencia de este organismo en los territorios ocupados “la ayuda humanitaria en Gaza colapsaría” y “es un atropello que incumple las obligaciones de Israel en virtud de la Carta de Naciones Unidas, así como antiguas decisiones de la Asamblea General y de la Corte Internacional de Justicia”. Por su parte la directora del Fondo para la Infancia (UNICEF), Catherine Russell, recordó que la UNRWA es crucial en la entrega de ayuda vital a los niños y familias palestinas y sin ella se pone en juego las vidas y el futuro de los niños palestinos. La prohibición que impone el Estado de Israel a las operaciones de esta agencia en Gaza aumenta el ya inmensurable sufrimiento de una población que está al borde de la hambruna.
A la par de la decisión de desmantelar las actividades de la UNRWA, Israel continúa su asedio contra Gaza, dejando al menos 33 palestinos muertos solamente el domingo 3 de noviembre. La mayoría de las muertes se produjeron en la zona norte de la Franja de Gaza donde el ejército israelí ha emprendido una campaña mortífera en el último mes contra hospitales, campos de refugiados, escuelas y viviendas de esa zona del enclave palestino. La nueva operación en el norte de Gaza ha dejado cientos de palestinos muertos que se suman a los más de 43,000 desde el inicio de la guerra.
Sin la ayuda humanitaria que proporciona la UNRWA en Gaza y sin la posibilidad de una alto al fuego permanente en un futuro cercano, la población de la Franja de Gaza está cada vez más sola en su devastación. La ayuda humanitaria es indispensable para su supervivencia y sin ella difícilmente podrán enfrentar las necesidades urgentes de alimento, agua potable y asistencia médica que presentan alrededor de 2.2 millones de personas que viven atrapadas en el infierno en el que se ha convertido Gaza. La comunidad internacional ha abandonado a la población gazatí al permitir la destrucción masiva y las muertes que han generado los ataques y bombardeos israelíes desde hace más de un año. Si se permite que Israel prohíba el trabajo de la UNRWA en los territorios palestinos, también los matarán de hambre. La comunidad internacional tiene impedir que el hambre y la prohibición a recibir asistencia médica sean usadas como un castigo colectivo y un arma de guerra más del estado de Israel contra una población palestina cada vez más sola.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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