Por Cristina Gutiérrez
Después de 15 meses de guerra, más de 46,000 palestinos muertos y una destrucción sin precedentes, el día de ayer, 15 de enero, el gobierno de Israel y el grupo palestino Hamás lograron un acuerdo de alto al fuego en Gaza. Se espera que el pacto entre en vigor este domingo 19 de enero e incluye un plan de tres fases. Durante la primera fase, Hamás entregaría 33 rehenes capturados durante los atentados del 7 de octubre del año pasado e Israel iniciaría la liberación de cientos de prisioneros palestinos e iniciaría la retirada progresiva de sus tropas en el norte de Gaza. El acuerdo también permitiría que miles de personas desplazadas en Gaza regresen a lo que queda de sus hogares y el paso de ayuda humanitaria que hasta la fecha había estado fuertemente restringido.
La segunda fase del acuerdo incluiría la liberación de los rehenes restantes y el retiro total de las fuerzas israelíes de la Franja de Gaza, aunque Israel ha declarado que algunas unidades militares permanecerán indefinidamente en varios puntos de la frontera. La tercera y última fase se centra en la reconstrucción de Gaza, que presenta una devastación monumental causada por la guerra.
Existen muchas interrogantes alrededor del futuro de Gaza, en particular sobre quién gobernará ese territorio después de la guerra. Israel ha declarado que no permitirá que Hamás permanezca en el poder. También ha rechazado que la Autoridad Nacional Palestina, quien gobierna en Cisjordania, lo haga en la Franja de Gaza. Como era de esperarse, Israel tiene la intención de gobernar el enclave o como ellos lo llaman “administrar la seguridad de Gaza”. Está por verse cómo se desarrolla este tema, pero tomando en cuenta la cruel política de ocupación que durante años ha mantenido Israel en Cisjordania y los años de bloqueo impuesto a la Franja de Gaza, dudosamente Israel cederá el control del territorio.
Más allá de la gobernabilidad de Gaza, está por verse cómo se llevará a cabo el plan para su reconstrucción, incluyendo su tejido social. La mayoría de las viviendas, hospitales, escuelas y mezquitas han sido destruidas prácticamente en su totalidad. El 90% de los 2.3 millones de habitantes de Gaza han sido desplazados durante la guerra teniendo que abandonar sus hogares, los cuales en su mayoría han sido totalmente destruidos. ¿A dónde van a regresar? El sistema educativo y de salud están inoperantes y se necesitarán años para reestablecerlos y que puedan funcionar adecuadamente. ¿Qué pasará con la población necesitada de atención médica y con los niños que merecen tener acceso a la educación?
Según cifras de la ONU, más de 18,000 niños han quedado huérfanos en Gaza a raíz de la guerra, muchos de los cuales no tienen ningún familiar sobreviviente. ¿Qué pasará con estos niños? ¿Quién se hará responsable de que tengan un desarrollo físico y emocional adecuado? La mayoría de estos niños, más allá de su condición de orfandad, presentan traumas y heridas emocionales que difícilmente algún día podrán sanar.
Habrá que esperar años para tener la respuesta a estas interrogantes. El acuerdo de alto al fuego en efecto supondría una pausa inmediata en los ataques indiscriminados de Israel a Gaza y un respiro para la población gazatí, sin embargo aún no está claro si en realidad se llevará a cabo en los términos establecidos y si verdaderamente significará el final de esta devastadora guerra. Ojalá que así sea, ojalá que ambas partes cumplan con lo pactado para que pueda existir una paz duradera en la región. La población de Gaza ha sufrido demasiado y merece vivir en libertad y en paz.
*Cristina Gutiérrez Salman es Licenciada en Comercio Internacional por el Tecnológico de Monterrey. Ha trabajado principalmente en áreas de logística y comercio exterior.
Es feliz mamá.
Desde hace 10 años aproximadamente ha estudiado mucho sobre el conflicto palestino-
israelí y en 2015 organizó la conferencia “Palestina más allá del Sionismo” con el activista
israelí Miko Peled.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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