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En la bulliciosa Ciudad de México, donde el tiempo parece evaporarse en medio del tráfico y las largas filas en los bancos, dos jóvenes, Laura y Raúl, y un problema cotidiano que parece no tener fin: el manejo de dinero entre amigos.

Laura, una millennial ocupada con un empleo en marketing digital, y Raúl, un diseñador gráfico freelance de la generación Z, están planeando un viaje juntos. Decidieron dividir los gastos, pero pronto se dan cuenta de lo complicado que puede ser transferirse dinero entre ellos. Raúl utiliza BBVA, mientras que Laura es cliente de Santander. Ambos han escuchado sobre transferencias electrónicas, y del talento necesario para teclear correctamente datos como la CLABE interbancaria o el número de cuenta.

Mejor que una historia de Chico conoce Chica, Raul conoce DiMo:

"¿Sabías que ahora puedes enviarme dinero solo con mi número de celular? No necesitas pedirme más datos". Laura, escéptica pero curiosa, decide intentarlo.

Ambos acceden a las apps de sus bancos: Raúl en BBVA y Laura en Santander. Siguen los sencillos pasos: registran sus números de celular y luego Laura introduce el número de Raúl para transferirle su parte del dinero para el viaje. En segundos, la transferencia está hecha, sin complicaciones, sin errores, y lo mejor de todo: sin necesidad de compartir datos bancarios sensibles.

Este sencillo proceso no solo les ahorra tiempo, sino también les da tranquilidad. DiMo les permite gestionar su dinero de manera rápida y segura, sin tener que lidiar con las largas esperas del SPEI o el temor de compartir demasiada información. Además, como ambos tienen sus números de celular vinculados a sus cuentas bancarias, pueden recibir dinero al instante, sin importar si están en el trabajo, en casa o incluso en el metro.

Este servicio no solo les facilita el pago de sus gastos compartidos, sino que también es útil para situaciones del día a día. Por ejemplo, Raúl empieza a usar DiMo para pagar a sus amigos cuando salen a comer juntos, evitando la incómoda espera de "¿me puedes pasar tu CLABE?" y Laura lo utiliza para recibir pagos de sus clientes, quienes prefieren evitar trámites innecesarios.

DiMo, respaldado por la seguridad del Banco de México y operando a través del SPEI, se convierte así en un aliado confiable para las nuevas generaciones, acostumbradas a la inmediatez y la eficiencia tecnológica.

Pero, ¿por qué DiMo tiene tanto potencial en México? Porque se estima que alrededor de 80 millones de personas en el país utilizan teléfonos inteligentes, según datos del Sistema de Transferencias y Pagos (STP). Con una penetración de la telefonía celular que alcanza más del 90% de la población, DiMo tiene la capacidad de llegar a un amplio segmento de la sociedad, facilitando la vida de millones de personas que ya están familiarizadas con el uso de sus dispositivos móviles.

Además, considerando que hay más de 100 millones de cuentas bancarias activas en México, y que la mayoría de los usuarios ya cuentan con la aplicación móvil de su banco, las posibilidades de que DiMo se integre rápidamente en el día a día de los mexicanos son enormes. Esto convierte a DiMo en una herramienta con un impacto potencial masivo, capaz de simplificar las finanzas personales y las transacciones entre amigos, familiares y negocios, de una manera tan sencilla como compartir un número de teléfono.

Para Laura y Raúl, este servicio no es solo una nueva opción, sino una herramienta que se ajusta a su estilo de vida moderno, eliminando barreras y simplificando el manejo de sus finanzas. Así, lo que comenzó como una simple curiosidad tecnológica se transformó en una solución práctica y cotidiana que, en sus propias palabras, "les facilita la vida". ¿Quién necesita efectivo cuando todo se resuelve con un par de clics desde el celular? Con DiMo, el futuro de las finanzas ya está aquí, al alcance de todos.

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