Por Desiré Navarro
¡Basta de solapar el maltrato a las infancias!
El patriarcado histórico que sigue presente en nuestra sociedad considera a las mujeres como inferiores, destinadas a estar al servicio y en sumisión a los hombres. Este contexto perpetúa prácticas de desigualdad, como la violencia económica que afecta especialmente a las madres y a sus hijos.
El 29 de mayo de 2023 marcó un hito en la memoria histórica de México con la aprobación de la Ley 3 de 3 contra la Violencia hacia las Mujeres, ahora consagrada en el Artículo 28 de la Constitución. Este logro monumental del movimiento feminista establece que las personas sentenciadas por violencia familiar, delitos sexuales o incumplimiento en el pago de pensiones alimentarias no podrán ocupar cargos de representación popular ni desempeñarse en la función pública. En otras palabras, la Ley 3 de 3 garantiza que ningún agresor llegue al poder.
En México, existen aproximadamente 4.18 millones de madres solteras. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), al menos el 67.5% de estas madres no recibe pensión alimenticia. Esto significa que tres de cada cuatro hijos de padres separados no tienen el apoyo económico que por ley les corresponde.
El derecho a la alimentación no solo es fundamental, sino que debería ser un principio ético primordial. ¿Qué dignidad puede tener un hombre inscrito en el registro público de deudores alimentarios? Ninguna. No hay honorabilidad en desentenderse de la responsabilidad hacia los propios hijos.
El impacto del incumplimiento de las pensiones alimenticias
Un deudor alimentario genera traumas prolongados, tanto en sus hijos menores de edad como en sus madres. Desestabiliza su estado emocional y provoca un daño que, en muchos casos, parece premeditado. Este abandono coloca a los niños en una situación de vulnerabilidad que deja cicatrices profundas, como:
- Baja autoestima e inseguridad.
- Sentimientos de vergüenza, culpa y abandono.
- Estrés crónico y un ambiente familiar tenso por largos periodos.
- Problemas de aprendizaje, conductas erráticas y dificultades emocionales.
A largo plazo, estas secuelas pueden derivar en padecimientos graves, como ansiedad, depresión e insomnio. Además, el incumplimiento de los padres conlleva una carga desproporcionada para las madres, quienes muchas veces deben trabajar en dos o tres empleos para garantizar la subsistencia de sus hijos. En muchos casos, la responsabilidad recae también en los abuelos, hermanos e incluso vecinos.
Un llamado a la justicia desde el punto de vista del feminismo
El derecho a los alimentos es irrenunciable. La sociedad debe dejar de normalizar y justificar el incumplimiento de los deudores alimentarios. Celebrar leyes como la 3 de 3 es un paso crucial, pero su implementación efectiva será clave para combatir esta forma de violencia económica que vulnera a millones de familias mexicanas.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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