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Por Edelmira Cárdenas

En esta sociedad en la que el sexo está presente en todos los medios de comunicación, no fácil enfrentar la abstinencia sexual, quién decide hacerlo por diversas circunstancias como: instrucción médica, por temor a enamorarse y ser lastimados, buscar el lado espiritual de su vida, o simplemente renunciar al sexo, todos ellos se sienten aislados o bichos raros ante el bombardeo de imágenes, publicaciones y películas que hacen alusión al disfrute de una vida sexual.

 

Así como quienes dejan de comer y ponen en riesgo su vida, hay también personas que se obsesionan del sexo que llegan al extremo de alejarse totalmente de la práctica sexual de sus vidas, no es sencillo de identificar a quienes padecen de este transtorno o “adicción”. Una de las primeras manifestaciones es la falta de libido o “apetito sexual”, acompañada de una preocupación excesiva para no tener sexo, o rechazan toda posibilidad o expresión sexual e inician una escala de autodestrucción y alteraciones en la imagen corporal.

 

Una de las preguntas más constantes en mis conferencias es: ¿se puede vivir sin sexo? De poder, es posible, pero es poco probable que lo logren, no es recomendable, ni deseable, porque se pierde una parte fundamental de la vida, la sexualidad te permite conectarte no sólo contigo mismo, sino también con otra pareja.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.