Por Edelmira Cárdenas
La autoestima sexual es un aspecto fundamental del amor propio y del bienestar emocional de cada mujer. En un mundo donde las expectativas sociales y las presiones culturales pueden convertirse en cadenas que limitan nuestra libertad, es esencial reivindicar nuestro derecho a sentirnos plenas y satisfechas con nuestras vidas, especialmente en el ámbito sexual. Como sexóloga y defensora del bienestar emocional, he sido testigo de cómo el amor propio emerge como un tema crucial en las conversaciones que mantengo con mis clientes (pacientes). Es vital reflexionar sobre la importancia de dedicar tiempo a nosotras mismas y de aprender a vivir en el presente, liberarnos de muchas ataduras, a través de explorar en el autoconocimiento y la autoaceptación son claves para fortalecer nuestra autoestima sexual.
La búsqueda de la felicidad no se encuentra en lo material, ni en las validaciones externas. La verdadera felicidad surge de adentro, de la conexión que establecemos con nosotras mismas y con nuestro cuerpo. En este camino, es vital reconocer que cada una de nosotras tiene el derecho a disfrutar de su sexualidad sin miedo ni culpa. Permitirnos experimentar placer, ya sea a través de la autoexploración o en compañía, es un acto de amor hacia nosotras mismas. Esta intimidad con nuestro ser es crucial para nutrir nuestra autoestima sexual.
A menudo, nos encontramos atrapadas en una rutina que nos aleja de la belleza que nos rodea, incluida la belleza de nuestros propios cuerpos. La vida puede parecer un torbellino de responsabilidades y expectativas, pero es esencial detenerse y contemplar lo simple: nuestro cuerpo es un templo que merece ser celebrado. Cada cicatriz, cada curva y cada imperfección cuentan una historia de resiliencia y valentía. Aprender a amar nuestro cuerpo tal como es es un paso crucial para construir una sexualidad sólida, sana, y sabrosa.