Por Edelmira Cárdenas
Una tarde calurosa, enfadada entre el agotamiento por una mañana ajetreada, una comida insípida y el hastío de preparar una tarea de doctorado (la verdad no me motivaba mucho), necesitaba despejar mi mente. Le marque a mi hermana, sus charlas son garantía de conversaciones chispeantes y divertidas. La plática nos llevó a enlistar las cosas que pensábamos en la adolescencia serían garantía de felicidad y bienestar en la adultez. Obvio, el tema sexual se posesionó de inmediato en la conversación, entre tono de burla, chacoteo, o lamento. La queja constante no solo de nosotras dos, sino de la mayoría de las parejas, es el aburrimiento entre las sábanas.