Por Edelmira Cárdenas
Mucho se habla de las relaciones a distancia. Unos dicen que son posibles, otros que se pueden mantener pero que “serán felices los cuatro”, algunos ni siquiera imaginan estar con alguien que normalmente se encuentra lejos, habrá quienes incluso afirmen que es algo imposible. Hay muchos puntos, pero ¿cuál es la realidad?
Es lógico que cuando hablamos de una relación a distancia una de las preocupaciones es la fidelidad de alguna de las dos partes. Me parece sumamente válido pensar que cuando alguien no se encuentra cerca de su pareja alguno de los dos piense que el otro irá a satisfacer sus apetitos en algún lugar ajeno, y aunque es normal pensarlo, no es totalmente cierto. Porque el punto es: quien quiera ser infiel, no necesita el pretexto de la distancia para serlo, sino el antojo de consumar el deseo. Cierto, sí, la distancia suele dar la oportunidad para hacer cosas que normalmente consideraríamos ilícitas en una relación, pero también hay que admitir que puede ser puente para hacer crecer las virtudes en una pareja, como la confianza.