Por Edelmira Cárdenas
En los últimos meses el bombardeo de información electoral ha desquiciado a la población en general: que si un partido, que si la candidata, los colores y canciones para conectarse e incidir en el voto. Tal pareciera que este fervor desmedido por elegir el rumbo de nuestro país, también ha permeado en nuestra intimidad. ¿Qué pasa cuando no llegamos a un acuerdo ideológico con nuestra pareja? ¿Hay lejanía íntima por la diferencia de elección de partidos? ¿El deseo sexual se ausenta en periodo electoral? Tal pareciera que la política nos quita las GANAS.
Cuando ambos se acurrucan en la comodidad de su sala de televisión para degustar de un momento familiar o un espacio de pareja, como diría el chavo del 8 “sin querer, queriendo”, sale el tema político, al principio cada uno se acompaña respetuosamente sus ideas, anhelos, y puntos de vista, pero sus discusiones no llegan a ninguna parte, cada uno se coloca en sus trincheras discutiendo quién cré es el mejor candidat@.
No es lo mismo tener diferencias políticas con el taquero que con tu pareja. El taquero puede pensar que no estamos en tiempos de tener una mujer presidenta, pero que lo piense tu pareja eso es otra cosa, no sólo deja de ser gracioso, sino que lleva a escalar a otras dimensiones el conflicto generando discusión y lejanía. Para muchas parejas esta situación los coloca en una sensación de “durmiendo con el enemigo”.