Document
Por Edmée Pardo

Edmée PardoHace unos días fui al teatro a ver la obra Hilos, donde al final entregaron un separador de libros que tiene impreso el violentómetro. ¿Cómo se lee? Me pregunté, y qué mejor que el contexto del 8 de marzo para responder esta interrogante.

Primera novedad, al menos para mí: el violentómetro es un invento 100% mexicano, producto de una investigación del Instituto Politécnico Nacional en 2009, en la que se encuestó a 14 mil jóvenes de entre 15 y 25 años, de nivel medio y superior, para conocer cómo establecen sus relaciones amorosas. Los resultados revelaron la normalización de la violencia como una de las formas del cariño, la atención y el amor. La violencia física, que se manifiesta a modo de juego, y la violencia psicológica, presente en celos, amenazas, llamadas constantes al móvil, las prohibiciones en la forma de vestir, son aceptadas como modo natural de relacionarse con los novios, los “frees”, las parejas, los galanes, con los “michavos” o con quienes “tenemos onda”.

Entiéndase por violencia el conjunto de comportamientos que causan daño emocional, psicológico, sexual o económico a una persona dentro de una relación interpersonal, pero especialmente en el contexto de pareja. Puede aplicarse a violencia entre familiares, colegas laborales, vecinos… Esa violencia por lo general crece de manera progresiva y puede llegar a ser mortal.

Fruto de ese trabajo se diseñó el violentómetro para generar conciencia de lo que sucede, y que hoy ya ha sido adoptado en distintos países como Venezuela, Chile y Francia. Se usa en campañas de prevención como una estrategia para educar y evitar la violencia de género. Se ha traducido al chino, náhuatl, tlapaneco, mixteco y euskera, entre otros, adaptado a diferentes contextos culturales y lingüísticos.

En el violentómetro se enlistan 30 conductas o actitudes de manera vertical y ascendente divididas en tres zonas. La Zona Amarilla incluye las bromas hirientes, los chantajes, las mentiras, los celos, descalificar, ignorar y ridiculizar, casi casi como una mala relación entre los hermanos, y se sugiere tener cuidado.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.