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Por Edmée Pardo

Leer es mi oficio y también uno de mis gustos máximos. Pienso en leer, hablo de leer, leo, planeo la lectura, comparto la lectura, escribo sobre la experiencia lectora. Todo eso sucede con curiosidad, planeación, reflexión, en varios tiempos y formatos.  El hilo que teje este universo de palabras en  libros, audiolibros, documentales, podcasts y películas es una pregunta. Yo me pregunto  qué quiero leer el próximo año y con base en eso empiezo una exploración  horizontal y libre sobre el tema.

El año pasado decidí que este año quería leer sobre árboles.  Investigar en la ficción, el ensayo y la poesía, cómo están registrados estos seres que siempre había dado por sentado.  Busqué títulos en internet, pregunté a biólogos y arboristas, vi listas de premios, pregunté a colegas y amigos lectores. ¿Algún libro que te haya fascinado donde el personaje central o el contexto sean los árboles? Empezaron a aparecer nuevos parajes: selvas, bosques, jardines, huertos, parques, viveros y los personajes vegetales, minerales, animales, incluso fantásticos, que incluyen en su ecosistema.  Mientras más leía más  se me iba abriendo el apetito, más se me abría el apetito, más hambre, más deseo de lecturas y de salir por un café solo para detenerme frente al árbol de la esquina, la planta que asoma de una casa, las hojas que tapizan la calle. Cuánta maravilla son los árboles. 

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.